Risotto de Calabaza con Solomillo de Pavo a la Mostaza

Por fin el Otoño ha hecho acto de presencia en nuestra ciudad, estos últimos días ha llovido poco para la falta que hace, pero menos es nada. Quizás en mi anhelo por disfrutar de una estación que ya no es lo que tenemos idealizado, no solo añoro el sonido de la lluvia al caer de los tejados, saborear una humeante taza de café recién hecho, mientras tras los cristales silba levemente el viento barriendo a capricho las hojas secas de los plátanos, salir a admirar las verdes copas de los naranjos que adornan las aceras y del color rojo del cielo en el ocaso, dormir acurrucada entre las sábanas sin ganas de levantarme, cuando las frías mañanas invitan a echarse algo de abrigo por encima, sino también por mantener una rutina que marque un ritmo cadencioso y lógico, ¡por favor! Solo tres meses, no pido más, pero que transite lento, pausado, sin prisas, que me haga sentir en equilibrio, como cuando cada cosa sucede a su debido tiempo. Y agarrándome como a un clavo ardiendo a esta utopía, intento continuar publicando con un cierto orden, como si estuviera en mi mano, como blogger, contribuir en algo para que no se note tanto que ya nada es lo que era, aunque en el mejor de los casos lo único que consigo es enseñaros las cosas que me gustan, adaptándome a lo que pienso podría ser propio de cada estación, el plato de hoy es un exquisito Risotto con sabor a otoño, aunque bien podemos cocinarlo en cualquier otro momento del año. 

Y hablar de otoño en mi cocina, es hablar de Castañas, Boniatos, Membrillos, Granadas, Caquis, Setas y Calabazas, sobre todo estas últimas que son las más deliciosas del año, especialmente las que cultiva mi padre, aunque hay variedades propias de cada estación, las de otoño llaman la atención por sus intensos colores naranjas y rojizos, que además de llenar de alegría nuestra cocina, ponen una nota bien bonita a la decoración de cualquier rincón de nuestra casa, siempre que sean pequeñas y vayamos a utilizarlas con tal fin, evidentemente, porque bien tratadas, sin golpearlas y manteniéndolas lejos de fuentes de calor y de humedad, duran en perfecto estado muchos meses.

Para cocinar el plato de hoy, vuelvo a utilizar calabaza cultivada en el huerto de mi padre, de la misma pieza que os enseñaba en mi One Pot Pasta hace dos semanas, a pesar de no ser una calabaza de un tamaño excesivamente grande, no quise usarla solo para cocinar una Crema de las que tanto nos gustan cuando bajan las temperaturas, la repartí entre varios platos, reservando un buen trozo para cocinar un Risotto de Calabaza diferente a los que tengo publicados, y que tenía en mente hace tiempo, pues me apetecía muchísimo enseñároslo.

Anteriormente en mi Risotto de Calabaza de Primavera, uno de los primeros Risotti que compartí en DBM, hice una adaptación utilizando Arroz Redondo, porque no tenía otro en el momento, es uno de los arroces que más me gusta y nunca falta en mi despensa, para un desavío es una buena elección porque queda con una textura perfecta, similar a los arroces italianos, aunque realmente prefiero el Arborio, porque aquí es fácil de conseguir a buen precio, y es el que he utilizado hoy, al igual que en mi segundo Risotto de Calabaza de Otoño con Pecorino Romano, y que en su momento cociné inspirándome en el que compartió mi hermana Pilar en 'La Olla Vegetariana'. 

Me gusta tanto el arroz y la calabaza, que pienso, combinados, pueden dar mucho juego en mi cocina, por eso nunca me cansaré de cocinarlos introduciendo algunos cambios que hagan, de cada plato realizado, una nueva experiencia Gourmet extraordinaria.

Para terminar, puntualizar que en este risotto he omitido el último paso que se suele hacer una vez fuera del fuego, antes de servir el plato, lo que en Italia denominan "mantecare il risotto", trata de añadir un poco de mantequilla, junto con el Parmigiano Reggiano (que este sí que no lo he suprimido) al finalizar la cocción, para dar un poco de melosidad, y así adquiera la consistencia denominada "all'onda", formando una especie de ola característica, cuando al removerlo, con un ligero vaivén o leve giro de muñeca, adquiere una consistencia untuosa, una vez le pillas bien el punto quedará perfecto, ni demasiado seco, ni excesivamente húmedo, lo justo para que el risotto sea un éxito, pero por mi dieta intento no comer grasas extras, aunque tampoco lleve tanta, teniendo en cuenta que lo ideal sería añadir 10 gr por cada 100 gr de arroz; la práctica hizo que a pesar de ello el resultado, como podéis apreciar en las imágenes, fuera extraordinario, y ahora si os apetece, os cuento cómo se hace ¡Disfrutadlo! Comenzamos.

Buon Apetitto!

INGREDIENTES 

• 200 gr de Arroz Arborio 
• 300 gr de Calabaza Cacahuete Ecológica
• 300 gr de Solomillo de Pavo
• 700 ml de Caldo de Pollo Casero
• 1 Cebolla
• 1 vaso de Vino Blanco
• 1 c/c de Pimienta Verde, en grano, fresca 
• 2 c/c de Mostaza de Dijon
• 1 hoja de Laurel
• 4 c/s de Aceite de Oliva Virgen Extra
• Sal
• c/n de Parmigiano Reggiano 

ELABORACIÓN

1. Picar la cebolla en brunoise. Sofreír en una cacerola con el aceite de oliva.
2. Una vez esté tierna la cebolla, añadir el solomillo cortado en dados pequeños. Saltear.
3. Añadir la calabaza cortada a dados, del tamaño aproximado de los del solomillo. Añadir el laurel y remover.
4. Añadir el arroz y remover. Mezclar hasta que se impregne del fondo y el grano adquiera un aspecto nacarado.
5. Verter el vino, reducir.
6. Añadir los granos de pimienta, machacados con el dorso de una cucharilla 
7. Añadir la mostaza. Remover y sazonar ligeramente.
8. Verter el caldo caliente, poco a poco, removiendo para que el arroz suelte el almidón y espese.
9. Cocinar 18 minutos aproximadamente. Una vez tierno el arroz, apagar el fuego y añadir un poco de Parmigiano Reggiano recién rallado, al gusto.
10. Reposar 3 minutos. Servir con una rama de tomillo y unas lascas de Parmigiano por encima.

Arroz Arborio