Gazpacho de Sandía y Tomate con Bocconcini


Reinicio nuestra cita dominical, con un gazpacho para disfrutarlo mientras el calor acompañe, aunque en las cosas del comer, voy capeando el temporal según se tercie, las sopas frías aún son indispensables en mi mesa. ¿Qué tal os han ido estas semanas en mi ausencia, bien, mal, regular? A mí, ni fu ni fa: cocinar, comer, sestear y chapuzones en la piscina, apenas refrescante pareciendo 'caldito' de puchero, y es que ha hecho calor hasta debajo del agua; en Sevilla estamos acostumbrados, pero es imposible normalizarlo superando los 44 ºC a la sombra, asumirlo cuesta, viendo España arder en un espectáculo dantesco, con el titánico trabajo de profesionales y voluntarios, arriesgando sus vidas, luchando contra el fuego, mientras otros “a Dios rogando y con el mazo dando”, ¡cómo está el patio! Con el alma rota ante tamaña devastación, la vida continúa, pues no nos queda más remedio que vivir para contarla, y esto lleva a plantearse si las vacaciones están o no, sobrevaloradas, en mi opinión, no hagáis caso a insensateces porque son indefectibles, especialmente después de un intenso año de trabajo, y a pesar de las circunstancias, quien pueda disfrutarlas, viajando o en casa, que lo haga, cada uno a su manera, todos las merecemos.


«Sancho respondió que hiciese su gusto, pero que él quisiera concluir con brevedad aquel negocio a sangre caliente y cuando estaba picado el molino, porque en la tardanza suele estar muchas veces el peligro; y a Dios rogando y con el mazo dando, y que más valía un “toma” que dos “te daré”, y el pájaro en la mano que el buitre volando.

—No más refranes, Sancho, por un solo Dios -dijo don Quijote-, que parece que te vuelves al sicut erat; habla a lo llano, a lo liso, a lo no intrincado, como muchas veces te he dicho, y verás como te vale un pan por ciento.

—No sé qué mala ventura es esta mía -respondió Sancho-, que no sé decir razón sin refrán, ni refrán que no me parezca razón; pero yo me enmendaré, si pudiere.

Y, con esto, cesó por entonces su plática.»

«El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha»
Miguel de Cervantes Saavedra
Pasaje del Capítulo LXXI
De lo que a don Quijote le sucedió con su escudero Sancho yendo a su aldea.


Olvidemos por tanto este insufrible verano, porque vuelvo con ganas de bloguear, han sido estas, semanas provechosas, dando como resultado algunas recetas que os iré mostrando. En julio me fui por la puerta grande con mi Gazpacho de Melón y Tomate con Jengibre, a la vista de la enorme cantidad de visitas que ha tenido, sin ser consciente de ello, siento que he triunfado como el del Avecrem, así que intentaré estar a la altura con otro de los clásicos, elaborado con una de las frutas veraniegas por antonomasia, la sandía; quizá debería ir pensando en recuperar la herramienta cóncava, compartiendo platos más calentitos y reconfortantes, pero no me resisto a enseñaros la última sopa fría de la temporada, como plétora de la diversidad gastronómica andaluza, porque ¿quién puede decir que un gazpacho con to’sus avíos no se considera #comfortfood? Ya os digo yo que sí, que lo es, de todos modos, aunque me guste cocinarlo en cualquier estación, prometo, que no publicaré este año ni uno más, tal vez no, o tal vez si, el calor manda y el cuerpo demanda.

Pero, además de gazpachos, lo que más he disfrutado, ha sido la lectura, leer, leer, leer..., a todas horas, devorando leyendo todo lo que cae en mis manos, que no es poco, pero no tanto como deseo, en cuestión de libros nunca tengo suficiente, aun intentándolo me ha sido imposible finalizar la curiosa miscelánea que, como lectora empedernida, guardo en una interminable lista en la que igual tengo anotado algunos cómics, como también clásicos pendientes, o superventas descubiertos en películas, pero también hay títulos del género #feelgood como literatura ligera para cuando necesito un respiro desconectando de todo y de todos, y sumergirme en las páginas del libro, como si yo misma formara parte de la historia, reseñándolas con placer en más de una de mis entradas, cuando al leer te invade una sensación de bienestar y felicidad indescriptible, que sienta de maravilla, no puedes cuando menos que compartirlo.

“Mi pequeña librería”  | Máximo Huerta


«El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo. La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz».

Jorge Luis Borges.
Pasaje de “Mi pequeña librería” de Máximo Huerta.


Una de las lecturas que más he gozado en cada página, cada capítulo, cada párrafo, cada pasaje, ha sido “Mi pequeña librería” de Máximo Huerta, una breve y preciosa historia, estructurada como una epístola entrañable de amor, del autor, a la literatura y a todas las librerías del mundo, narrada con elegancia, está llena de referencias literarias (de las cuales he anotado algunas interesantes para próximas lecturas), donde el escritor nos traslada a Buñol, su pueblo, contándonos de manera amena y escueta, todo el periplo desde que comenzó a fraguar la idea hasta ver realizado su sueño, en “La librería de doña Leo”, un lugar que ostenta el nombre de su alegre perrita, descrito como acogedor y coqueto, mientras nos guía poco a poco en la realización de su km cero de la felicidad, me sentí partícipe del proceso, de manera entusiasta, desde mi cómoda posición de lectora, deseando en el mismo instante en que comencé la lectura, la necesidad de visitarla, cosa que espero hacer algún día, si se presenta la ocasión. 
Comenzamos.


INGREDIENTES 
  • 550 g de Sandía
  • 625 g de Tomate Canario (5 unidades)
  • 50 g de Pan asentado
  • 155 g de Pimiento Rojo
  • ½ d. de Ajo
  • 45 ml de Aceite de Oliva Virgen Extra
  • 25 ml de Vinagre de Manzana
  • 1 c/p de Sal
  • 150 g de Sandía, en bolas
  • 8 Bocconcini (perlas de mozzarella)
  • Hojas de Albahaca 

Sandía

ELABORACIÓN (para 1’5 l aprox.)
  1. Lavar los tomates y trocearlos.
  2. Trocear el pimiento.
  3. Sacar unas bolas de sandía, con una cuchara parisién. Reservar.
  4. Trocear la sandía en dados. Desechar la cáscara.
  5. Lavar las hojas de albahaca, secar con papel absorbente y reservar.
  6. Poner en el vaso de la batidora, la sandía troceada, los tomates , el pimiento y el medio diente de ajo, sin germen si lo tuviera.
  7. Añadir la sal, el aceite y el vinagre.
  8. Triturar a máxima potencia, hasta conseguir una sopa cremosa y ligera, muy fina. 
  9. Añadir el pan troceado y volver a triturar, hasta homogeneizar.
  10. Rectificar de sal, aceite y vinagre, si fuera necesario.
  11. Colar con el chino o un colador de malla fina, para quitar las semillas y pieles de los tomates, y conseguir una textura aún más fina y sedosa. 
  12. Preparar unas brochetas al gusto, alternando bolitas de sandía, hojas de albahaca y bocconcini, para la guarnición.
  13. Reservar en el frigorífico hasta el momento de servir, bien frío.
  14. Presentar en botellitas, copas o vasos altos, con una brocheta y un sorbete, por comensal.

Tomate Canario













Sopas frías compartidas este año en DBM

Gazpacho de Sandía y Tomate con Bocconcini




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