Bizcocho de Limón | Lemon Cake

Reinicio nuestra habitual cita dominical, después de más de un mes de desconexión, bienvenida sea la rutina ¡lo estaba deseando!, tanta holganza me produce síndrome de abstinencia bloguera, en serio, escribir, leer y responder a vuestros comentarios me hace desconectar aunque suene a paradoja. Y vosotros, ¿me habéis echado de menos? ¿qué tal estáis? Yo os he extrañado muchísimo. Por otro lado, no sé cómo iré publicando porque he tenido imprevistos que requieren mi atención, intentaré publicar con normalidad, realmente lo único que tengo que hacer es sentarme a editar las recetas que ya tengo elaboradas, que son unas cuantas, a ver si puede ser, según evolucionen las cosas.

Durante estas semanas de ausencia, no creáis que he estado de brazos cruzados, para nada, con respecto al Blog, lo único que no he hecho ha sido publicar los domingos, pero los que me seguís en redes sociales, habréis comprobado que he estado presente compartiendo algún que otro post antiguo, para dar un poco de visibilidad a platos que merecen la pena mantener en primera línea, además de mantenerme relativamente activa en nuevas publicaciones en El Club de la Tortilla Perfecta que como también sabéis, en la medida de lo posible, no cierra nunca.

El bizcocho que os comparto hoy, es una de estas maravillas que me hacen perder el sentío, lo preparé justo antes de Semana Santa, un domingo para merendar con mi familia, quien más y quien menos es un goloso empedernido y no perdona un dulcesito a la hora del café, así que no me importa darles el gusto, y ya que mi vena confitera está despertando, poquito a poco ¡eh! No esperéis que me haga repostera de la noche a la mañana, ¡ja, ja, ja...! Aproveché para preparar un bizcochito que estaba deseando probar, lleva bastante limón y eso me venía perfecto.

Esa misma mañana llegó mi tío Antonio, el hermano de mi madre, cargado con una bolsa repleta de limones del limonero centenario de mi abuela, sentí una alegría nostálgica tremenda, por los hermosísimos limones y por la ternura inmensa, a sus 85 años se le ve tan poquita cosa, que llegar caminando casi a rastras con tantísimo peso, me tocó el corazón; todos los días sale a pasear haga frío o calor, después del amanecer, sobre las ocho, y a veces a media mañana, después de desayunar, para que no le suba el azúcar (por lo de la diabetes), y me hace sonreír con sus razonamientos, porque lleva una dieta muy equilibrada, además de contar con una salud de roble, evidentemente se le nota el paso de los años y necesita bastón para caminar con estabilidad, pero aún así, es dinámico y autónomo, gracias a Dios.

Su casa está a quince minutos de la nuestra, lo cual supone una caminata de más de cuarenta minutos para él, natural si “mientras voy y vengo, por el camino me entretengo” dando un culaílla en algún banco del Parque Central, o parándose a charlar un ratito con todo el que se encuentra, mi tío Antonio es un conversador afable, todo el Casco Antiguo lo conoce, hace amistad hasta con los niños y jóvenes, que se detienen a charlar con él, con gusto, no penséis que se hace pesado, al contrario, siempre tiene conversación entretenida para quien quiera oírlo.

Cuando viene a visitarnos, los viernes o domingos, a mi padre y a mí nos gusta desayunar con él, mientras relata sus vivencias y anécdotas, su día a día, que para su edad, es tranquilo y sosegado, le gusta leer novelas de sheriff como él las llama, y ver películas del Oeste, cuenta cuando fue por primera vez al cine, allá por el año de la polca, me muero de risa, para él es como si hubiera sido ayer, no deja un detalle por contar, y sorprendentemente, siempre hay algo diferente a la vez anterior que lo contara, suele repetirlo una y otra vez, pero es agradable escucharle encadenar historias de manera entretenida. Le insistí para que nos acompañara a merendar, aún a sabiendas que no lo haría, su dieta es muy estricta y por mi parte, no me gusta que se vea obligado a comer lo que piensa puede hacerle daño a su salud.

Tras su visita, me dispuse a hacer un bizcocho, no podía dejarlo para otro día, esos limones eran tan hermosos y fragantes, que me vino a la cabeza el riquísimo Cake de limón, menta y semillas que hacía tiempo compartió mi amiga Victoria | La Tauleta. Hice algún pequeño cambio a su receta original, pero sigue manteniendo la esencia de limón que en definitiva es lo que hace a este bizcocho algo tremendamente delicioso, su miga es densa y esponjosa, ligeramente húmeda y muy aromático, es el bizcocho perfecto para los amantes de los cítricos, he seguido su recomendación de cubrir la superficie con semillas de ajonjolí, aunque quizás lo preparé en otra ocasión con un glaseado de limón, a base de azúcar glasé y zumo de limón y seguro queda delicioso, solo pensarlo me hace la boca agua ¡ja, ja, ja...!.

Si le ponemos semillas de amapola, tanto por encima como en la masa, como ella sugiere, seguramente será lo más parecido al Pan de limón con semillas de amapola, un bizcocho que se hizo viral en redes, y cuya receta original aparece en la novela homónima de Cristina Campos, y que no transcribo por aquello de los derechos de autor, pero que encontraréis en el comienzo del capítulo 3; la historia es tan hermosa que dio pie a la película dirigida por Benito Zambrano, aunque no he tenido ocasión de verla, lo haré, en cuanto al libro, os recomiendo leerlo sin dejaros influenciar por las críticas de todo tipo que hay en la red, si sois lectores, nadie mejor que uno mismo para discernir si es o no meritoria de tanta popularidad. Creo que, a pesar de ser un drama familiar, es una de esas novelas #feelgood que dejan muy buen sabor de boca.

Durante el invierno de 2010, en un pequeño pueblo del interior de Mallorca, Anna y Marina, dos hermanas que fueron separadas en su juventud, se reencuentran para vender una panadería que han heredado de una misteriosa mujer a la que creen no conocer. 

Son dos mujeres con vidas muy diferentes. Anna apenas ha salido de la isla y sigue casada con un hombre al que ya no ama. Marina viaja por el mundo trabajando como cooperante de una ONG. 

Mientras intentan desentrañar el secreto que encierra su herencia, tendrán que hacer frente a los viejos conflictos familiares, a la vez que intentarán recuperar los años perdidos. 

Esta novela es una historia sobre la amistad femenina, sobre secretos guardados y recetas olvidadas. Pero, sobre todo, es la historia de unas mujeres que aprenden a decidir, con libertad, sobre su futuro.

Y ahora si se os ha abierto la gula repostera, estáis invitados. Comenzamos.

INGREDIENTES

• 3 Huevos de nuestras gallinas felices (tamaño M/L)
• 3 tazas de Harina (150 gr x 3 = 450 gr)
• 1 taza de Azúcar (150 gr)
• 1 y ½ tazas de Aceite de oliva (Suave) (225 ml + 110 ml = 335 ml)
• 1 taza de Leche Entera (225 ml)
• 3 sobres dobles de gasificante para repostería El Tigre
• 3 Limones ecológicos grandes
• Una pizca de Sal
• c/n de Semillas de Sésamo
• c/n de Azúcar para espolvorear
• Un molde de aluminio reutilizable (2,7 l de capacidad; 30 cm x 24 cm x 4 cm)
• 1 hoja de papel sulfurizado (30 cm x 42 cm)

ELABORACIÓN

1. Forrar el molde con papel sulfurizado, pre-calentar el horno a 200 ºC (calor arriba y abajo)
2. Batir los huevos con el aceite y la leche. 
3. Añadir la taza de azúcar y remover hasta disolverla. 
4. Tamizar la harina. Añadir a la mezcla anterior poco a poco, hasta que la masa quede homogénea.
5. Rallar los limones y añadir la ralladura a la mezcla.
6. Exprimir los limones, agregar la cantidad de zumo de limón al gusto, una vez integrada la harina, yo usé el zumo de dos limones (medio vaso, 110 ml).
7. Añadir los gasificantes, mezclar bien con todos los ingredientes.
8. Verter la masa en el molde, que tendremos forrado con el papel. 
9. Espolvorear con un poco de azúcar y las semillas de ajonjolí, cubriendo toda la superficie.
10. Hornear a 180 ºC / 40 o 45 minutos.
11. Si se dora mucho por encima, antes de tiempo, bajar la temperatura a 170º y cubrir con papel de aluminio sin presionar para que no se pegue la masa al papel.
12. Pinchar con una brocheta, para comprobar si está cocido, debe salir seca y caliente.