Arroz Salvaje con Bimi y Pollo Ras el-Hanout

No puedo creer que, con lo que me gusta el arroz, haga más de un año que no publico una nueva receta en DBM, aunque realmente no he sido consciente de ello hasta ahora mirando los archivos del Blog, el último fue un delicioso Risotto de Bacalao y Langostinos al Cava ideado entre un arrebato nostálgico y una interminable noche de insomnio, en la que mi “santo” y yo, nos la pasamos intercambiando impresiones sobre el panorama de actualidad, dándole mientras tanto a nuestras cabecitas pensantes, ya que dormir, dormimos poco, al menos tanto trasnochar tuvo su recompensa en forma de Risotto extraordinario.

No voy a decir que el Arroz que os enseño hoy surgió de manera similar, porque no sería cierto, el caso es que fui hace unas semanas a la compra y encontré una bandeja de Bimi a muy buen precio, así que allá que se vino para casa en mi cesta de la compra, no sabía en qué lo utilizaría, pero algo surgiría, me gusta mucho su sabor y textura crujiente, pero para que conserve su lozanía y su precioso color verde, no debemos guardarlo muchos días, aunque no suelo dejar las cosas olvidadas hasta el punto de tener que desecharlas, unos días después aún seguía en el frigorífico la bandeja esperando, así que mi primera opción fue cocinar un Risotto, ya tengo publicados un riquísimo Arroz de Lomo con Bimi y mi espectacular Risotto de Bimi con Gambas, podría haber optado por cocinar mi Crema de Bimi en su versión fría ahora que el calor invita a comer Sopas Frías, pero me apetecía hacer algo distinto; como tenía una pechuga de pollo para filetearla, cambié de idea y la corté en dados regulares, la mezclé en un bol con unas especias marroquíes que aún me quedan de todas las que me trajo de Marruecos y Turquía mi hermana la “callejera viajera” y me monté en un abrir y cerrar de ojos un plato de Arroz Salteado que estaba para tocarle las palmas.

Nos gustó tanto, que me dije: «Concha, esto lo tienes que compartir, porque está super bueno» Pero claro, como de nuevo surgió sin haberlo planificado, no hubo fotos, nada más acabar de comer tomé notas para recordar exactamente cómo lo había hecho; y fue la semana pasada cuando de nuevo compré lo necesario para repetirlo y sacar todas esas fotografías, con las que monto estos paso a paso, para mí imprescindibles, y es que cuando me pongo, me entusiasmo de tal manera que no tengo límites, no sé qué sería de mí si me dedicara a la fotografía profesional, creo que no habría en la nube GB suficientes para guardar mis archivos, ¡Ja, ja, ja…!

Bimi | Tenderstem | Broccolini

Al final, con una cosa y otra, porque cuanto menos tiempo tengo, más cosas surgen, casi se me olvida que tenía el Bimi en el frigo, y me dice el otro día mi “santo”: «Concha, yo no es por meter presión, pero esta bandeja de Bimi tiene las horas contadas, o haces el Arroz, o ahora mismo me los cocino a la plancha y ¡Adiós, muy buenas!» Y yo, con cara de circunstancias, le dije muy diligente: "¡Pero si lo iba a hacer mañana mismo!, ¿no has visto que ya tengo el pollo preparado y todo?» Pero ¡qué va!, se me había olvidado por completo, menos mal que por esas casualidades de la vida, acababa de sacar del congelador una pechuga de pollo, que pensaba hacer a la casera con patatas fritas, ¡Uf! Me salvó “el pellejo” una salida del paso, un tanto espontánea ¡Ja, ja, ja…!

Como veis el Bimi estaba en perfecto estado, exagerado que es mi “santo” y sus ultimátum, simples excusas para arramblar con todo, es que si me descuido no me deja en el frigorífico ni una ramita de perejil, según su criterio era un ingrediente a punto de ser salvado de la “quema”, pero no, en mi casa no se tira ni un grano de arroz ¡Válgame Dios!, y mucho menos si son ingredientes de primera como los que he utilizado para la elaboración de este plato, soy consciente que antes de comprar de manera compulsiva, es mejor planificar los menús y la lista de la compra, mejor comprar lo que sabes que vas a necesitar, sin acumular para no tener que andar a última hora con lamentaciones, al fin y al cabo, los mercados están siempre dispuestos a recibirnos con infinidad de productos y otras viandas, menos cuando por alguna extraña razón inexplicable, algunos deciden dejar los estantes del supermercado vacíos de papel higiénico y harina de trigo.

Para hacer este salteado, he utilizado un arroz que me gusta bastante, realmente no es cien por cien salvaje, sino una mezcla a partes iguales, con arroz rojo y arroz de grano largo vaporizado, lo comercializan como especial ensaladas y guarniciones, pero yo lo utilizo de mil maneras y siempre con resultados riquísimos. Tanto en salteados, como en guisos, es un arroz ideal si lo que buscamos es un grano suelto, nada glutinoso, ni siquiera es necesario refrescarlo con agua después de la cocción, porque no se pasa, ni apelmaza, quedando el grano siempre suelto y como recién cocido. Incluso lo he llegado a cocinar de un día para otro, en una versión a mi manera del arroz tres delicias chino, y queda perfecto, y por cierto, acabo de caer en la cuenta que aún no lo he compartido, creo que acabo de abrir la veda de arroces en De Buena Mesa, ¡Ja, ja, ja…!

Comenzamos.

INGREDIENTES 

• 200 gr de Arroz Salvaje, Rojo y Largo
• 200 gr de Bimi
• 1 Pechuga de Pollo
• 1 Cebolla
• 1 c/p de Especias Marroquíes para Pollo (Ras el-Hanout)
• Sal y Pimienta 
• Aceite de Oliva Virgen Extra
• ½ vasito de Vino Blanco

Arroz Salvaje, Rojo y Largo

ELABORACIÓN 

1. Cortar la pechuga de pollo en dados, salpimentar, añadir las especias marroquíes, un par de cucharadas de aceite y 1/2 vasito de vino blanco, mezclar y macerar unas horas.
2. Cocer el arroz en abundante agua con una pizca de sal, durante 20 minutos. Escurrir.
3. Picar la cebolla en brunoise. Añadir a la parisina con un poco de aceite. Sofreír.
4. Cortar los tallos de bimi muy finos, añadirlos a la cebolla y saltear, sazonar ligeramente; reservando los floretes.
5. Añadir el pollo al salteado de cebolla y bimi. Saltear a fuego fuerte.
6. Una vez dorado el pollo, añadir los floretes de bimi. Saltear un minuto.
7. Añadir el arroz, mezclar y listo para servir.