Lentejas Caviar con Bocconcini y Arándanos

Tenía unas ganas inmensas de compartir una ensalada de lentejas en DBM, la verdad es que comerlas las como, pero no es mi primera opción a la hora de cocinar legumbres, tengo asociado el concepto de legumbre seca, con estofados, potajes y cocidos, de ahí que en ensalada me limito a las legumbres frescas como las judías verdes o los guisantes en alguna que otra ensaladilla, aunque en ocasiones, especialmente cuando viene mi hermana Pilar, es cuando las hacemos, ya que en nuestra constante búsqueda de platos variados que se adapten tanto a su dieta vegetariana, como a la nuestra, omnívora, las hemos añadido con generosidad en algún que otro Buddha Bowl.

La ensalada elaborada con Lentejas Caviar o Lentejas Beluga, que os enseño hoy, es una auténtica exquisitez, el nombre de esta variedad le viene dado por su semejanza en color, negro intenso y su pequeño tamaño, que recuerda a las pequeñas huevas del esturión beluga, tan codiciado que llega a alcanzar precios astronómicos, aunque estas lentejas son mucho más asequibles, dentro de las legumbres no son económicas precisamente, considerada un producto Gourmet no es algo que se encuentre con facilidad. Me las trajo el mes pasado mi Pepita de una de sus escapadas a Barcelona, me encanta cuando se va de viaje, porque siempre me regala alguna delicatessen para que me luzca en mi cocina, y yo se lo agradezco infinitamente.

Lentejas Caviar

Las compró en un colmado a granel, no traían etiqueta, pero me aseguró que aunque son de origen asiático, estas están cultivadas en Salamanca, y para mí lo que dice mi Pepita, va a misa.

Os cuento esto porque cada legumbre tiene un tiempo de cocción, a veces incluso necesitan remojo, aunque la verdad, yo llevo años cocinando, y jamás remojo las lentejas, y me quedan perfectas, solo depende de la calidad de estas, y del tiempo que haya transcurrido desde la cosecha, porque si son viejas, es decir que tengan más de un año, por muy caras que sean, siempre corremos el riesgo de fracasar con ellas, porque tienen tendencia a secarse y deshollejarse al cocinarlas.

Nunca antes había cocinado esta variedad de lentejas, os diré que del natural, son preciosas, tienen algo fascinante, porque su color negro las hace hipnóticas, da placer meter los dedos entre ellas, son suaves, sedosas y escurridizas, como Amélie Poulain, cultivo el gusto por los pequeños placeres, como hundir la mano en un saco de legumbres, es una experiencia terapéutica contra el estrés, muy agradable.

Amélie no es una chica como las demás, ha visto a su pez de colores deslizarse hacia las alcantarillas municipales, a su madre morir en la plaza de Nôtre-Dame y a su padre dedicar todo su afecto a un gnomo de jardín. 

De repente, a los veintidós años, descubre su objetivo en la vida: arreglar la vida de los demás. 

A partir de entonces, inventa toda clase de estrategias para intervenir en los asuntos de los demás, sin que estos se aperciban de ello: su portera, que pasa los días bebiendo vino de Oporto; Georgette, una estanquera hipocondríaca, o "el hombre de cristal", un vecino que sólo ve el mundo a través de la reproducción de un cuadro de Renoir. 

fuente: FilmAfinity España 

Y hablando de Amélie ¿habéis visto la película? Fue estrenada en 2001, una joya naíf y surrealista, un bomboncito cinematográfico que os hará sentir inmensamente felices; una delicadeza, es dulce y tierna, dentro del género #feelgood que tanto me reconforta últimamente. Mi santo y yo la habremos visto como un millón de veces. Si no la conocéis, os la recomiendo, no os aburriréis, además tiene una banda sonora dinámica que te atrapa de principio a fin. Por cierto según la distribuidora, en España coincidiendo con el 20º Aniversario de su lanzamiento, se volverá a reestrenar en cines el próximo 1 de Julio, yo no me la pienso perder.

Continuando con las lentejas, como no hay mejor experiencia que la adquirida por uno mismo, me guié por mi intuición, quizás me dejé llevar por lo que había visto en la red, donde por cierto no hay dos recetas que den los mismos tiempos de cocción, después de comprobarlo por mí misma, considero que algunas recetas que he visto son una exageración, porque además de aconsejar el remojo, cosa innecesaria os lo aseguro, recomiendan tiempos larguísimos, incluso cocinarlas en olla a presión, craso error, ya que yo las cociné a fuego medio durante 20 minutos de modo convencional, y si me hubiera guiado de mi criterio, con 15 minutos habría bastado, cuando las probé estaban perfectas, y los 5 minutos extras de cocción que les di sobraban, para una ensalada mejor dejarlas con un poco más de cuerpo, tiernas pero ligeramente al dente, como la pasta. 

Lo único que conseguí fue que quedaran con cuerpo pero extremadamente tiernas y que perdieran su precioso color negro intenso, después de cocidas, adquirieron un color pardo verdoso muy bonito visualmente, he leído que añadir unas gotas de vinagre al agua de cocción ayuda a mantener el color negro, pero no lo he comprobado aún, así que cuando lo haga os contaré que tal me ha ido, quizás funcione, pero no me fío mucho, he visto algunas imágenes que de puro negro parecen crudas o quizás tengan algún ajuste exagerado de Photoshop.

Hay que tener cuidado con las recetas y datos que circulan por la red, razonar utilizando la lógica y echar mano de nuestra experiencia, pero en el caso de una persona novel en la cocina, esto es más difícil, por eso recalco que consultéis fuentes fiables, y que no os dejéis embaucar por páginas webs o blogs de diseño magnífico, donde a veces con imágenes exquisitas nos dan gato por liebre, dejando además mucho que desear como cocineros.

Comparto este plato antes de lo previsto, no era mi intención publicar otra ensalada tan pronto, ya que solo han pasado dos semanas desde que os enseñé mi Ensalada de Pasta Arcoíris, aún así lo he hecho para que mi querida amiga Elvira Morán | Cocina y Repostería de Antaño disfrute de ella cuanto antes, hace unos días me comentaba que a ver si le daba ideas, en cuanto llegan estos calores no apetecen tanto los platos de legumbres calientes, por eso quisiera dedicársela, es una de mis seguidoras más incondicionales, sé de sobras que otros muchos también lo sois, pero Elvira me envía tantas fotos, incluso de su familia disfrutando de sus platos hechos con mis recetas, que para mí es motivo de orgullo y satisfacción, es la mejor recompensa a todo el trabajo que supone escribir y llevar adelante el Blog cada semana, como muestra evidente que mi cocina gusta y mis recetas funcionan, además de ser fiables al cien por cien, aunque esté mal que yo lo diga, pero en mis post no hay trampa ni cartón, en DBM solo encontraréis auténtica cocina de calidad.

Y ahora sí, sin más rodeos os explico paso a paso cómo se hace. Comenzamos.

INGREDIENTES

• 200 gr de Lentejas Caviar
• 150 gr de Tomates Cherry
• 150 gr de Bocconcini 
• 150 gr de Arándanos
• 1 Manzana Royal Gala
• Unas matas de Hierbabuena Ecológica
• Una hoja de Laurel Ecológico
• 1 diente de Ajo
• Agua

Para el Aderezo

• 50 ml de Aceite de Oliva Virgen Extra
• 2 Limas
• 1 c/c de Sal Rosa del Himalaya

ELABORACIÓN

1. Lavar las lentejas y ponerlas en una cacerola con agua fría, la hoja de laurel y el diente de ajo entero y con piel.
2. Llevar a ebullición y cocer a fuego medio durante 15/20 minutos. Escurrir y enfriar. 
3. Desechar el laurel y el ajo. 
4. Ponerlas en la fuente o ensaladera dónde vayamos a montar la ensalada y servirlas.
5. Lavar la manzana, secar y cortarla, con piel, a dados pequeños. Disponerla encima de las lentejas una vez frías.
6. Lavar los tomates y cortarlos por la mitad. Distribuirlos por encima de la manzana.
7. Escurrir los bocconcini (perlas de mozzarella) y añadirlos.
8. Deshojar la hierbabuena, lavar y secar con papel de cocina. Picar finamente y espolvorear por encima de la ensalada.
9. Lavar y escurrir los arándanos. Disponerlos por encima de la ensalada.
10. Tapar con film transparente y reservar en frío hasta el momento de servir.

Del aderezo

1. En un cuenco poner el aceite, la sal, la ralladura de la piel de las 2 limas y el zumo de ambas.
2. Batir ligeramente para emulsionar.
3. Rociar la ensalada con el aderezo, mezclar con suavidad y servir al gusto