Canelón Frío de Marisco con Salsa Tártara

¡Uf! Tremenda la calor que hace en Sevilla, sé que casi todo el país lo está sufriendo, pero por aquí es asfixiante, tanto que con las poquitas ganas de hacer nada que me quedan, estoy cambiando de hábitos culinarios; parece mentira, pero por muy acostumbrada que crea estar, nunca será lo suficientemente como  para soportar temperaturas de más de 44 ºC a la sombra, se me está haciendo tan cuesta arriba, que estoy hasta el .com de tanta calorina, pues llevamos padeciendo tres olas de calor extremo, así como quien no quiere la cosa, una tras otra, desde que el estío decidió arrasar con la floreciente primavera allá por el mes de mayo, y alcanzado mediados de julio, recién estrenada la canícula veraniega, que dicen es la época más seca y calurosa del año, no sé si será posible soportar más, ni siquiera si habrá quien lo resista, en fin, intentaré sobrellevarlo con la mayor paciencia posible, y tan estoicamente como mi cuerpo pueda tolerar, procuro no pensar en ello cuando salgo, y funciona, porque parece que no hiciera tanto, hasta que miro el termómetro del coche y marca 47 ºC, y se me abrasan las manos, y la espalda desde el pensamiento hasta donde pierde su respetable nombre, entonces ahí  es cuando me da el soponcio y me derrito si antes no he sucumbido por efecto de una combustión espontánea, volviendo a resurgir cual ave fénix de mis propias cenizas, al sumergirme de nuevo en mis fantasías ¡ja, ja, ja…!

Pero es lo que hay, además, como no salgo de casa más allá de lo imprescindible, continúo cocinando a diario, a veces con la ayuda de mi "santo" que todo hay que decirlo, porque comer hay que comer todos los días, y cuando me toca a mí, cocino lo que me place, a veces me cuesta decidir qué cosas, porque todo me gusta, lo bueno de la comida veraniega, es que en su mayoría son platos fríos, que además de ligeros, dan muy poquito trabajo, o lo que es lo mismo en este tipo de cocina, el menos es más está a la orden del día ¿no os parece perfecto?

Aunque algunos días nos atrevemos a sudar la gota gorda encendiendo hasta el horno, más por masoquismo que otra cosa, otros nos aventuramos por puro placer saliendo a comer de Tapas, pocos, lo confieso, porque estar en la calle con la que está cayendo, puede ser toda una odisea, pero una cosa os digo, si decidimos salir de Pingoneo, ¡Ojo, cuidao! mejor que sea por la noche y solo si refresca, porque con estas tórridas temperaturas hay que echarle valor, ¡muchas ganas hay que tener!, pero lo bueno que tiene el que otros cocinen para ti, es que supone un gran alivio.

Y mientras en mi indecisión de hacer una pausa o no, total, si estoy siempre conectada ¡qué más me da! Aquí sigo, anteriormente a estas alturas, ya habría colgado el cartel de "Cerrado por Vacaciones" lo que no deja de ser puro efecto ilusorio, porque no voy a salir de viaje a ningún lado, y menos 80 días como Phileas Fogg (*) en su vuelta al mundo ¡Más quisiera yo! El otro día, hablando con mi "santo', con el mapa por delante me decía: «A ver Concha, este verano podíamos ir (y señalando con el dedo) aquí, aquí o aquí». Y yo con languidez y sin levantar los ojos de mi libro, respondí: «Aquí». Y me pregunta: «¿Aquí, dónde? Si no has señalado nada». Y le dije: «Pues aquí, en casa, porque como en casa, en ningún sitio» ¡Ja, ja, ja…!

Pero cuando dejo de publicar, me dedico a todo lo que no tengo tiempo el resto del año, porque bloguear me ocupa muchísimo espacio, como ver películas, series y  leer lo que dejo pendiente, incluidos algunos clásicos que en su momento fueron tendencia, como este libro que os comparto, lo encuentro ideal para la hora de la siesta, de pequeña lo leí con entusiasmo, y justo el otro día cuando grabé un Reels durante mi ratito del café, hojeándolo me enganché y lo estoy releyendo para refrescar mi memoria.

La vuelta al mundo en 80 días | Jules Verne

(*) La vuelta al mundo en ochenta días es una de las obras más divertidas y apasionantes de Jules Verne, considerado “pionero de la ciencia ficción”, ya que en muchos de sus libros se anticipó imaginando progresos para la humanidad. La novela fue publicada por entregas en el influyente periódico francés Le Temps, entre el 6 de noviembre y el 22 de diciembre de 1872, el mismo año en que se sitúa la acción. Después, sería publicada de manera íntegra en un libro en 1873, además de ser traducida y divulgada en innumerables ediciones a lo largo del tiempo.

Cuenta las peripecias del británico Phileas Fogg y de su ayudante Jean Passepartout, en uno de los relatos más cautivadores surgidos de la creativa imaginación del autor. El flemático y solitario protagonista abandonará su vida de escrupulosa disciplina para cumplir una apuesta con sus colegas del “Reform Club” de Londres, en la que arriesgará su fortuna comprometiéndose a dar la vuelta al mundo en tan solo 80 días usando los medios disponibles en la segunda mitad del siglo XIX, siguiendo el proyecto publicado en el Morning Chronicle, su periódico de lectura cotidiana. 

En su intrépida aventura, le acompaña su imprevisible mayordomo francés y tendrá que lidiar no solo con los retrasos en los medios de transporte de la época, trenes, barcos, coches, incluso un elefante y un trineo, sino con la pertinaz persecución del detective Fix, quien, ignorando la verdadera identidad del caballero, se enrola en la aventura tras él, a la espera de una orden de arresto por parte de la Corona británica, creyendo que antes de partir, Fogg había robado 55.000 libras al Banco de Inglaterra.

En cuanto al Blog, estoy pasando una etapa de lo más creativa, y todo lo que cocino me apetece enseñároslo, por eso os decía que no cerraré de momento. Hoy os mostraré cómo se preparan estos canelones fríos que cociné el sábado pasado al mediodía, como no necesitan hornearse, los dejé preparados para la noche, ya que teníamos que salir y quería encontrar la cena hecha al regresar a casa; habitualmente los canelones en mi cocina son un plato caliente, que suelo cocinar sólo en invierno, por aquello de encender el horno para gratinarlos, y excepcionalmente también los hago en verano, como los de berenjena blanca de nuestro huerto, que están para chuparse los dedos; la opción que os muestro, es una de las variantes perfectas para días calurosos y lo mejor es lo rápido que se preparan, en menos de quince minutos lo tenemos listo, por marcar una referencia aproximada, realmente no miré el reloj, pero os aseguro que se hacen en un abrir y cerrar de ojos.

Si buscamos un plato adecuado para un almuerzo o cena, en menús para invitados, o cuando llegando tarde y cansados a casa después de una jornada intensa, apetece comer bien y de manera equilibrada, este canelón lo tiene todo para ser perfecto, y lo digo en singular porque con uno quedaremos satisfechos, es de un buen tamaño porque lo he preparado con placas de lasaña para que tuviera un volumen vistoso, igual lo podríamos hacer con placas de canelones, más pequeños y presentarlos de manera individual o conjunta, según nos apetezca. Tal cual resulta ligero, sabroso y con una presentación espectacular, ya veis que no es complicado, como es habitual en mi cocina, en esta ocasión tampoco iba a ser menos cuando no deseo pasar horas cocinando, aunque visto el ritmo que llevo cualquiera lo diría, ¡ja, ja, ja...!, porque estas últimas semanas están siendo un poquito desenfrenadas, estoy cocinando, fotografiando, editando y compartiéndolo casi al instante, eso sí, en su mayoría cositas ricas que dan muy, pero que muy poquito trabajo, ¿a que se agradece?

Lo dicho, continuaremos comiendo bien, y cocinando siguiendo la ley del mínimo esfuerzo, sin derroches ni descuidar los detalles, porque es posible, y si como dicen, somos lo que comemos, comamos lo que queramos, siempre con sensatez. Voy concluyendo, no os voy a abrumar con más historias para que no paséis demasiado calor, aunque quizás me estéis leyendo al pie de la piscina, a la orilla del mar, al ritmo del paipay o tumbados en la cama al fresco del aire acondicionado, incluso mis amigos del hemisferio sur, que sé que sois muchos, si lo estáis viendo sentados junto a una chimenea encendida, o arrebujados en una mantita tumbados en el sofá, espero lo disfrutéis del mismo modo, y no esperéis al verano para probarlo, porque en invierno también se puede preparar con un relleno similar templado, y cubierto con salsa Bechamel o Mornay, en lugar de la salsa Tártara que lo acompaña.

¡Ayomá! Solo de pensar en el veranito que nos queda por delante, me entran los siete males, aunque cuando llegue el otoño, igual pensaré en lo mal que soporto el frío invernal, y lo largo que se me hará la espera, hasta volver a disfrutar de la bonita primavera. Tal vez tanto imaginar, incluso para una desmesurada cabecita pensante como la mía, puede ser demasiado, pero a ver, ¡pellizcadme!, pudiera ser que a estas horas estuviera profundamente dormida y aún no me hubiera despertado de un profundo y soporífero estado de ensoñación, producido por el exceso de calor, y que me estuviera afectando al discernimiento, en la enésima ola de un verano insufrible, y cuando por fin abra los ojos, no haya sido para tanto ¡ja, ja, ja...! 

Comenzamos.

INGREDIENTES 

• 4 Placas de Lasaña
• 8 Langostinos, cocidos
• 150 gr Gambas, cocidas y peladas
• 80 gr de Atún al natural, en conserva
• c/n de Mayonesa
• c/n de Kétchup 
• Eneldo
• Tomates Cherry 
• Rúcula
• Sal Rosa del Himalaya 

Para la Salsa Tártara 

• c/n de Mayonesa 
• c/n de Pepinillos en vinagre
• c/n de Alcaparras
• 1 Huevo
• ¼ de Cebolla fresca
• Perejil

ELABORACIÓN 

1. Cocer las placas de lasaña, según recomendación del fabricante. Refrescarlas en agua con sal. Escurrir sobre un paño limpio. Secar y enfriar.
2. En un vaso grande, poner 4 langostinos cocidos, pelados y troceados, añadir el atún escurrido, y la mitad de las gambas, cocidas y peladas.
3. Añadir un poco de mayonesa, una cucharada aproximadamente, solo para crear cremosidad.
4. Añadir un poco de kétchup, para dar color.
5. Espolvorear con un poco de eneldo y una pizca de sal.
6. Triturar hasta conseguir una pasta densa y untuosa, si fuera necesario añadir un poco más de mayonesa. Debe quedar una pasta densa y con cuerpo para el relleno.
7. Picar las gambas restantes, a cuchillo, añadirlas al relleno, para crear textura. Mezclar.
8. Extender las placas de lasaña y poner un par de cucharadas generosas del relleno, en un extremo. Enrollar sobre si mismo, dando forma de canelón.
9. Tapar con film transparente y reservar en el frío.

De la Salsa Tártara 

1. Cocer el huevo en agua con sal y un chorrito de vinagre, 10 minutos. Enfriar y pelar.
2. Poner en un cuenco la mayonesa (puede ser casera o en conserva)
3. Picar a cuchillo, finamente todos los ingredientes: huevo duro, pepinillos, alcaparras, cebolla y perejil.
4. Añadirlos a la mayonesa y mezclar. 
5. Tapar y reservar en el frigorífico hasta el momento de servir.

Emplatado y presentación 

• En el momento de servir: Disponer los canelones en platos individuales.
• Cubrir cada canelón con un par de cucharadas de salsa tártara.
• En un lado poner un pequeño bouquet de rúcula y un tomate Cherry.
• Espolvorear con eneldo por encima, el canelón.
• Pelar los langostinos reservados y cortar por la mitad sin separar los lomos, y disponer uno sobre cada canelón.

Mis Recomendaciones y Sugerencias

• Podemos sustituir la mayonesa y el kétchup por salsa cocktail o rosa.
• Podemos añadir un extra de sabor si ponemos unas gotas de Tabasco al relleno.
• Si añadimos un par de anchoas en aceite, escurridas y picadas a la mezcla, unas hojas de estragón en lugar del perejil y una cucharada de mostaza de Dijon, el resultado será una Salsa Remoulade.
• El relleno puede incluir otros ingredientes como mejillones al natural o en escabeche, finamente picados. Así como otros al gusto.
• La pasta de lasaña puede sustituirse por otros ingredientes que puedan cumplir la misma función del canelón, como lonchas de jamón cocido, hojas de espinacas, hojas de lechuga, finas lonchas de calabacín o berenjena a la plancha, incluso alga nori.