Tortilla Abierta de Camarones con Pisto y Pimientos de Piquillo

Si el poder de sugestión tiene sobre nosotros efectos sensoriales, que nos hacen entrar en otra dimensión, os aseguro que esta tortilla que os enseño hoy fue una de esas experiencias Gourmet de las que tanto me gusta hacer alarde últimamente. Os aseguro que cada bocado de esta preciosidad de tortilla fue algo sublime, lo que hoy en las redes llaman #foodporn o lo que es lo mismo, comida 'porno' pues deleitarse en ella fue casi orgásmico. 

Deseando como estoy de compartir las míticas Tortillitas de Camarones, para contar en mi recetario con ese maravilloso icono de la cocina gaditana, y que tienen su origen en la zona de Sanlúcar de Barrameda, San Fernando y Puerto Real, y por extensión forman parte de nuestra gastronomía andaluza, es habitual encontrarlas en cualquier bar que se precie de tener las mejores tapas, compré el otro día un cartucho de camarones recién cocidos. como inevitable fue que en mi cabeza resonara a modo de soniquete aquella coplilla popular que mi madre canturreaba mientras faenaba, cuando eramos chicas, y el camaronero venía de puerta en puerta pregonando por la calle a voz en grito, lo frescos que eran sus camarones, nosotras ávidas de comernos un cartuchito, insistíamos hasta que mi madre nos daba unas pesetas, para comprarnos uno, mientras reía cantándonos con guasa:

«Yo no quiero camarones porque me dan mucho asco, porque el tío que los vende, se mea en el canasto»

Cosa que naturalmente no era cierta, pero nosotras entre risas y sin parar de abrir la boca, los comíamos no sin cierta cautela, ¡ja, ja, ja...!

Pero al final, inducida y alentada, de nuevo, por mi 'santo' siempre tan creativo, no hice las tortillitas que tenía pensadas, sino que me sugirió que cocinara una tortilla abierta, y que yo consideré ideal para continuar celebrando el 4º Aniversario de El Club de la Tortilla Perfecta unos días más, y como dicen que no hay dos sin tres, aquí la tenemos, pero esta no pone punto y final, lo sé, no tengo remedio, porque guardo una más, la cuarta y última, esa sí, para esta fiesta sin par, aunque continuaré cocinando tortillas, ya serán para la temporada que viene, o si no me veo entrando en la Navidad, con resaca tortillera, y tampoco quiero que se me suba a la cabeza ¡ja, ja, ja…!

Cómo os decía, ver estos camarones tan ricos y frescos, hizo que de nuevo mi cabecita pensante se activara a tope, y sin haber llegado a casa, entre mi 'santo' y yo, visualizamos cómo sería la nueva versión de tortilla de camarones que haríamos. Esa mañana había sacado un táper con Pisto, solo de berenjena blanca, sin calabacín, excepcionalmente frito, porque desde que estoy a dieta solo lo hago al natural, al estilo de mis Berenjenas a la Catalana o la Ratatouille original, lo hago siempre en verano, cuando la producción del huerto de mi padre está a tope, cocinándolo en grandes cantidades, para congelar y así poder disfrutarlo a lo largo del año, al entrar en la cocina cambiamos totalmente el menú previsto, que como podéis adivinar, por los ingredientes que lleva mi tortilla, iba a ser un plato de Pisto con dos huevos, fritos para él y en tortilla francesa para mí. Menos mal que compré casi medio kilo de camarones, porque si no me ando lista, me quedo sin probarlos, incluso antes de comer, mi 'santo' no paraba de picotear, y sin efectos secundarios porque no veáis el saque que tiene el tío, no sé dónde lo mete, porque está como una tabla, no como yo, que si me dejara ir descontroladamente, me volvería a poner como un tonel en cero coma, ¡ja, ja, ja…!

El camarón de río, es un crustáceo que se pesca en el río Guadalquivir, en Sevilla concretamente se encuentra en la zona de Isla Mayor, localidad situada en las marismas de Doñana. Es aquí donde se cultiva el arroz y también se pesca el cangrejo de río, ambos son parte importante de la gastronomía local, contando varios eventos anuales donde se enaltece la producción de estos. También se pesca el camarón, aunque este más hacia la desembocadura donde las agua aún no se juntan con el mar, llega a nuestros mercados ya cocido, no hace mucho que lo encontrábamos vivitos y coleando, en nuestros mercados, pero por normas de sanidad esto ya no es posible, lo que lo ha convertido en un producto Gourmet a precios relativamente asequibles, unos 15€ el kilo, que bien mirado, no es caro ya que cunden mucho, y como ya sabemos que «Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente», si nos los llevamos a casa listos para comer tal cual, no desaprovechemos la oportunidad de disfrutarlos con una cerveza de malta tostada, 0/0 para mí, o para cocinar un buen montón de tortillitas deliciosas, acompañadas de una copa de manzanilla bien fresquita, como es natural y ¡a vivir, que son dos días!

Esta es la primera tortilla abierta que comparto en DBM,  y no porque no las haga, yo misma no doy crédito porque entre las 65 Tortillas Perfectas que tengo publicadas en DBM, no hay ni una parecida, y creedme que he tenido que dar un repaso al listado, porque no las recordaba todas. Reconozco que no es el modo habitual de prepararlas en casa, ya que suelo hacerlas de tamaño más grande, para cortar en porciones y compartirlas. Normalmente las que hago individuales, son tipo francesa, pero el llevar tantos años blogueando, me ha abierto a otras maneras de hacer las cosas, diferentes, pero sin perder la esencia de lo que para mí supone una Tortilla Perfecta. Esta lo es, no me gusta la textura de huevo crudo, aunque sea la moda, que para mí comer una tortilla a cucharadas no es lo más indicado, pero allá cada uno como quiera hacerlo, que aquí no hay normas que no se puedan romper, yo la dejo bien jugosa, no líquida, en un punto justo para que mantenga la forma sin romperse, casi como un revuelto, perfecta, lo que yo os diga.

El resultado fue una tortilla jugosa exquisita, con texturas, el camarón queda crujiente y muy sabroso, por eso decía al principio lo de la experiencia sensorial, os recomiendo probarla, es algo extraordinario y que no deberíais perderos por nada del mundo, os aseguro que desearéis que nunca se acabe. A nosotros nos gustó tanto que hemos vuelto a repetirla en menos de una semana, y mereció la pena, porque la segunda nos gustó muchísimo más que la primera, y eso que no cambié ni una sola coma, la hice al pie de la letra tal como os la cuento, pero quizás fue por eso del poder de sugestión que hizo que deleitarnos en cada bocado, nos hiciera rozar el cielo. Comenzamos.

INGREDIENTES (para dos tortillas)

• 6 Huevos de gallinas felices, pequeños 
• 150 gr de Camarones, cocidos
• 300 gr de Pisto de Berenjena Blanca (según mi receta)
• 50 gr de Pimientos de Piquillo 
• 2 dientes de Ajo
• Cebollino
• Sal 
• Copos de Cayena
• Aceite de Oliva Virgen Extra 

Camarones de la isla, cocidos

ELABORACIÓN 

1. Calentar el pisto en un cazo, a fuego lento. Reservar.
2. Picar los pimientos.
3. Picar el ajo finamente, sofreír con un poco de aceite, añadiendo unos copos de cayena.
4. Añadir los camarones.
5. Añadir los pimientos de piquillo. Saltear. Espolvorear un poco de cebollino picado.
6. Batir tres huevos con una pizca de sal. 
7. Calentar una sartén con una cucharada de aceite. Verter los huevos y ligar ligeramente, a fuego medio.
8. Retirar del fuego y cubrir con la mitad del pisto que teníamos reservado.
9. Añadir la mitad del salteado de camarones, extendiéndolo por encima del pisto.
10. Espolvorear con un poco más de cebollino.
11. Volver a poner al fuego y terminar de cuajar durante unos segundos, al gusto.
12. Repetir el proceso para la segunda tortilla. Y lista para servir.

#elclubdelatortillaperfecta

Espero que mi querida Marisa G. | Thermofan acoja con gusto mi tortilla en su proyecto #unomasmenos100desperdicio0 en el que intenta hacer conciencia para que arrimando el hombro entre todos, consigamos un mundo sostenible. Aunque mi tortilla no lleva nada de reciclaje, he utilizado pisto, que siempre tengo congelado para ir sacando cuando estoy apurada o para ocasiones como esta, y ya que mi niña Lola así lo desea, le daremos el gusto.

#unomasmenos100desperdicio0