Lentejas Caviar con Chipirones y Shiitake

En casa los lunes siempre fueron de lentejas, estofadas con su chorizo y poco más, son uno de los platos tradicionales más sabrosos y que con mayor aceptación comíamos todos sin rechistar, incluso las pequeñas, aunque alguna arguyera en su contra y mi madre tuviera que recitar aquello de: 

«Lentejas, comida de viejas, quien quiere, las toma, quien no, las deja» 

Nosotras, que éramos niñas de buen comer, rebañábamos el plato sin protestar, pero no siempre era así y todo acaba por cansar, y dejas de comerlas con ganas; pero luego, cuando una se hace mayor, llega un momento en que vas abriendo horizontes y descubres otros mundos, otros sabores, otras maneras de cocinar y las haces tuyas, transformándolas por completo, tanto es así que ni en sueños tu madre las hubiera cocinado del mismo modo. 

Cuando yo aún no cocinaba, era mi Pepita la de la comida guay, como decía mi Pilar, cuando mi madre delegaba en ella la responsabilidad de cocinar para la familia, lo hacía todo riquísimo (y lo sigue haciendo) por aquel entonces innovando, en una época en la que no existían las redes, ni miles de cocineros televisivos, clonados unos de otros, la recuerdo siempre con su fichero de La Buena Cocina y sus libros, de esos antiguos en los que a falta de espectaculares fotografías, mostraban algún dibujo a mano alzada, entre un sin fin de recetas, que cocinaba de manera exquisita y que quienes nos sentábamos a la mesa degustábamos con fruición. 

Mientras escribo este post, me viene a la memoria, aunque nada tenga que ver con el plato que os enseño hoy, algunas de las exquisiteces que mi Pepita cocinaba para nosotros, recuerdo especialmente su Mero a la griega, un guiso de pescado cocinado en una riquísima salsa de pasas y champiñones, que está para rebañar el plato, y cuya receta (algún día la compartiré con vosotros) no sé si era seguida muy al pie de la letra, mi Pepita tiene el don de la interpretación en la cocina hasta límites insospechados, modificando el modo de elaboración hasta tal punto de no parecerse en absoluto al original, aún así consigue resultados fabulosos; después de muchos años, me confesó que en su guiso, el mero brillaba por su ausencia, pues no era mero lo que cocinaba, sino merluza, y las pasas de Corinto, ingrediente fundamental para que la salsa se considere griega, tampoco lo eran, sino sultanas cuyo origen turco no marca diferencia, dado que son muy similares, a excepción del color que las primeras son negras, y las otras blancas, pero daban el pego divinamente, y es que no hay nada que nos haga disfrutar más que el poder de sugestión, tan solo con poner un nombre llamativo al plato, comemos que da gusto, con ingredientes de andar por casa.

Las Lentejas Caviar, un producto Gourmet y que vuelvo a utilizar en mi plato de hoy, fueron un regalo que ella me hizo, hace tiempo que mis niñas ponen en mis manos todo aquello que piensan que puedo lucir en el Blog, pues ahora somos mi hermana Pilar y yo, las de las innovaciones culinarias, y que yo particularmente, intentando salir de la rutina o del clásico lunes de lentejas con chorizo, a sabiendas que mi desmesura bloguera, me tiene en constante “investigación” de nuevas combinaciones de ingredientes, sé dónde están los límites de mi gente, para acabar presentando, todo lo que cae en mis manos, en platos de lo más apetecible.

Sé que con este plato no voy a descubrir las Américas, no me ha sucedido como en otras ocasiones, ¿recordáis lo que me pasó cuando cociné mi Risotto de Arándanos? Esta vez quise cocinar un plato marinero, sin pretensiones, así que antes de nada anduve indagando a ver que encontraba en la red, pero nada de lo que vi fue de mi agrado, y aunque alguno combinaba legumbres y calamares, no era exactamente lo que tenía en mente, de nuevo puse mi cabecita pensante a funcionar y he aquí el resultado, no sé si será el mejor del mundo, es un plato sencillo donde el menos es más volvió a ser mi leitmotiv, y al que no será necesario añadir absolutamente nada más para ser perfecto, os lo recomiendo, sobre todo ahora cuando se avecina el verano y habiendo días en los que preferimos guisos más ligeros, pues no todos van a ser días de Ensaladas y Gazpachos, necesitamos comer legumbres, platos de cuchara que nos reconforten, pero que no nos hagan sudar la gota gorda, dejándonos derrotados tumbados en el sofá, viéndonos obligados a dormir una siesta de tres hora en contra de nuestra voluntad ¡ja, ja, ja…! En verano comer legumbres también es posible si sabemos cómo reinventar estofados y potajes de toda la vida, quitando los excesos, haciéndolos más saludables y que seguro, al final acabarán sustituyéndolos, quedando establecidos en nuestros menús del día a día, como algo habitual. Comenzamos.

INGREDIENTES 

• 200 gr de Lentejas Caviar
• 450 gr de Chipirones, limpios y cortados en anillas
• 200 gr de Setas Shiitake 
• 3 tallos verdes de Cebolla fresca
• 2 d. de Ajo
• 1 rama de Tomillo
• 1 hoja de Laurel
• ½ p de Caldo de Pescado
• Unas gotas de Tabasco
• ½ c/s de Salsa de Ostras
• Aceite de Oliva Virgen Extra 
• Agua
• Cebollino 
• Guindilla encurtida (opcional para la guarnición)

ELABORACIÓN 

1. Poner las lentejas en remojo, al menos un par de horas.
2. Una vez remojadas, tirar el agua y enjuagarlas. Cubrir de agua, en una olla, con el doble de su volumen. Llevar a ebullición.
3. Añadir el tomillo, el laurel y la media pastilla de caldo de pescado concentrado.
4. Cocinar a fuego medio durante 15 minutos (para las lentejas caviar), o hasta que estén tiernas las lentejas (según la variedad)
5. Una vez tiernas, apagar el fuego y reservarlas en el caldo de cocción, hasta el momento de mezclar con el salteado de setas y chipirones.
6. Cortar a rodajas los tallos de cebolla.
7. Cortar en láminas las setas Shiitake, previamente limpias.
8. Pelar los ajos y prensarlos.
9. En una sartén, con un poco de aceite, sofreír la cebolla y los ajos. 
10. Una vez dorados, añadir los chipirones. Añadir la salsa de soja y el Tabasco. Saltear.
11. Añadir las setas y saltear un par de minutos, a fuego fuerte.
12. Escurrir las lentejas, reservando el caldo, por si fuera necesario añadir un poco al final del guiso.
13. Volcar el salteado de setas y chipirones, en la olla de lentejas. Mezclar con suavidad. Tapar y calentar unos minutos.
14. Servir al gusto, con una guindilla encurtida, coronando el plato.

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