Crema de Kale con Guisantes y Manzana

Aquellos que visitáis mi espacio con asiduidad, habréis notado que llevo unas cuantas semanas publicando de una manera, un tanto inusual. Estos últimos meses, me he dedicado a repasar algunas de mis publicaciones antiguas, más recientemente véanse el Menudo, el Arroz con Bacalao, el Bacalao con Tomate, o un Risotto de Boletus Edulis con Gambas entre otros, con casi 800 Post publicados en aproximadamente 12 años, algunos de los primeros necesitan un repaso que iré haciendo poco a poco, de momento he reescrito algunas entradas, revisado y reeditado recetas, incluso he actualizado fotografías en un obligado cambio de imágenes, que está dando un vuelco a las vistas de DBM, lo cual me satisface, a la vez que se visibilizan platos que merecen una nueva oportunidad.

No es que el Blog me obligue a seguir una norma estricta, lo hago según se tercia, pero sí que tengo por costumbre, en cuanto a las publicaciones, que el domingo sea mi día, desde hace más de diez años, lo implementé así, cuando tuve que ajustar mi calendario a los cuidados de mi familia. Desde entonces, publico mi Post en domingo, como si se tratara de un artículo en un semanario dominical, siempre me gustó leer el suplemento del periódico los domingos por la mañana, eran otros tiempos en los que leer la prensa era la manera más gráfica de estar informada, solía hacerlo al despertar por la mañana, tomando un café y con la radio de fondo a medio volumen, era como una dosis de vitaminas para mi mente, devoraba con fruición cada artículo de la revista, dando luego un repaso a las noticias, hasta la hora de hacer de comer, costumbre que mantuve durante años, hasta que los dispositivos electrónicos fueron sustituyendo al papel.

Siempre me ha gustado leer la prensa mientras tomo mi primer café, y aún lo hago cuando puedo, aunque en formato digital, y fue por eso que quise emular, al más puro estilo periodístico, salvando las distancias, como si de un artículo gastronómico en la Blogosfera, se tratara, con mi columna dominical particular, de ahí surgió mi necesidad de contar historias, y como una cosa, lleva a la otra, han pasado casi doce años, y aún sigo resistiendo como una rara avis, compartiendo con religiosidad mis desmesuras, que no sé si leeréis todos los que pasáis por este espacio, es imposible saberlo, a pesar que recibo muchas visitas, pero me gusta hacerlo así, siempre digo que De Buena Mesa no es un recetario sin más, este es mi espacio, el sitio que gracias a Blogger, dispongo para expresarme libremente, y mientras siga siendo posible, aquí estaré con mis historias y mis recuerdos, además de mi cocina, para mi propio placer, y de todo aquel que quiera disfrutarlo conmigo.

En mi repaso de recetas, apareció esta que tenía escrita en borradores, sin publicar, desde hace un montón de años, no sé cuántos, sin exagerar pueden haber pasado seis o siete, descubrí la col rizada, más conocida como Kale, en las redes y quise probarla de inmediato, dicen que cruda en ensalada está rica, pero me resultó correosa, así que con el resto de la bolsa decidí preparar una crema verde, similar a mi Crema de Judías Verdes con Parmigiano Reggiano, o mi Crema de Bimi, quedó deliciosa, no la fotografié, suelo hacer las cremas para cenar, y no me gusta hacer fotografías de mis platos con luz artificial, tomando nota para repetirla y montar una sesión bloguera a plena luz del día, hasta esta semana no se ha dado la ocasión, lo que no quiere decir que no la haya cocinado otras veces, pero fue cuando vi en el mercado un precioso manojo de Kale, que se me fueron los ojos detrás, recordando que tenía guardada la receta escrita y ya iba siendo hora que por fin viera la luz.

Quiero compartir esta crema caliente antes que los días cálidos se hagan notar más, en Sevilla el tiempo es primaveral, por lo que vivimos como en una noria de subida y bajada de temperaturas, que hace difícil saber si el menú elegido para el día siguiente, será el más apropiado, pero aún podemos aprovechar la ocasión de tomar algo calentito para almozar o cenar, al menos a mí todavía me lo pide el cuerpo, sobre todo después de la feria, en la que hemos comido mucha y buena comida, aún así nuestros castigados estómagos con tanto pescaíto frito y tanta jarra de rebujito, celebran cremas como esta ya que sientan de maravilla; quizás tenemos el concepto de tomar Cremas y Sopas como algo más de otoño e invierno, pero en nuestra casa lo hacemos todo el año, ya sean calientes, o frías para tomarlas durante los meses más cálidos, no obstante, como comer hay que comer a diario, una crema para cenar, reconforta, especialmente cuando después de un ajetreado día, lo único que apetece hacer, es algo que no de mucho trabajo, y para eso, las cremas se las pintan solas, por lo fáciles que son de preparar, y porque son ideales para hacer una buena cantidad, para guardar en fiambreras y tener como fondo de frigorífico o congelador, e ir sacando cuando más nos convenga, por eso de estas cantidades que indico en la receta, salieron cinco táperes, para dos comensales, acompañado de una tortilla francesa, y una pieza de fruta, para mí es la cena perfecta. Comenzamos.

INGREDIENTES

• 200 gr de Kale o Col Rizada
• 500 gr de Guisantes, frescos o congelados 
• 2 Manzanas Golden Delicious, pequeñas
• 2 Ramas de Apio
• 1 Puerro
• 2 Patatas, pequeñas
• 1 pastilla de Caldo Concentrado de Pollo
• 3 c/s de Aceite de Oliva Virgen Extra
• 1 y 1/2 l de Agua
• Sal

Col Kale

ELABORACIÓN

1. Lavar y cortar el puerro en rodajas (lo blanco y lo verde). 
2. Cortar las ramas de apio muy fino (incluidas las hojas).
3. Cubrir el fondo de una olla con el aceite, añadir el puerro y el apio, sofreír a fuego lento, para que adquiera un poco de transparencia sin que se dore.
4. Lavar y cortar las hojas de kale, añadirlas a la olla. Remover.
5. Pelar las patatas y trocearlas, añadirlas a la olla. Remover.
6. Lavar las manzanas, quitar las pepitas y trocearlas con piel, añadirlas a la olla. Remover.
7. Subir el fuego y cubrir las verduras con agua.
8. Añadir la pastilla de caldo desmenuzada y una pizca de sal.
9. Llevar a ebullición y cocinar 10 minutos.
10. Añadir los guisantes. Llevar a ebullición y cocinar 10 minutos.
11. Triturar. Rectificar de sal y añadir un poco más de agua si fuera necesario (yo no lo he hecho).
12. Colar por el chino en una olla limpia. Llevar de nuevo a ebullición.
13. Y lista para servir. 

• Se puede congelar guardada en un táper hermético, para consumirla una vez descongelada pasar la batidora para homogeneizar y llevar a ebullición antes de servir.
• Presentar al gusto con picatostes, dados de manzana caramelizada, guisantes crudos o cocidos, o como en mi caso, en esta ocasión, con semillas de chía y lino dorado.