Gazpacho de Remolacha

¿Qué tal os ha ido el verano?, o el invierno, según desde el lado del planeta donde me leáis. Antes de meternos en faena, cada cosa a su tiempo, es inevitable hablar de la calor, aunque ni recordar quisiera el suplicio que hemos tenido que soportar, por aquí quien más y quien menos, ha sufrido un tórrido verano, de los que hacen épica y que ¡Ojalá! no se repita jamás de los jamases porque fue terrible, en Sevilla los 45 °C a la sombra ha sido nuestro martirio semana tras semana, según Roberto Brasero, hoy domingo rondaremos los 37º, que a estas alturas tampoco será para tanto, pues a todo se acostumbra el cuerpo, pero como no hay mal que cien años dure, mejor vamos a ver qué se “cuece” en la cocina de nuestra casa, que es lo propio.

Podría resultar paradójico que para comenzar tras mi larga pausa estival, ya que han pasado 63 días desde nuestra última cita dominical, inicie la temporada compartiendo lo que será un plato de despedida, y no es que vaya a volver a cerrar el blog, solo que ante la expectativa de que se cumplan los pronósticos para los próximos días de bajadas de temperaturas y lluvias, albergo la esperanza en que el otoño venidero sea más benevolente con nosotros, y como no es mi intención que este plato se quede en borradores hasta la próxima, cierro la serie de cocina de verano en DBM con una de mis experiencias Gourmet disfrutada más recientemente; como apuntaba en ocasiones anteriores, siento debilidad por las Sopas Frías, y no tengo inconveniente en tomarlas durante todo el año, por eso en mi recetario cuento con un surtido variado donde elegir según la ocasión.

Mi deseo es continuar con mi dieta hipolipemiante, sin dejar de lado el placer de disfrutar de una buena mesa, haciéndolo como lo hago hasta ahora, seguro me seguirá proporcionando más de una alegría. El caso es que comiendo de manera equilibrada, he conseguido mi objetivo, controlar mi perfil lipídico sin tomar medicamentos, y con la consecuente reducción de peso me siento estupenda. De todos modos, cocinar, he cocinado poco, he sobrevivido a base de Ensaladas y Gazpachos, a excepción de un par de días contados en los que me animé apenas para cocinar un arroz con verduras sin más, una tortilla francesa para cenar, o algún que otro filete a la plancha y para de contar. Además que con dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra como máximo al día, pocos excesos se pueden cometer.

Todo ha sido comida saludable, mi receta de hoy también lo es, aunque realmente todos los gazpachos deberían ser considerados sanos, siempre que no nos excedamos en la dosis de aceite y pan añadidos, como veréis en este el aceite está más que medido y no lleva pan, ni falta que le hace, tampoco he puesto agua, si lo hacéis debéis ajustar el punto de sal y vinagre, con las cantidades que indico resulta una crema suave de consistencia ligeramente densa, deliciosa, era lo que pretendía, además de ser bajo en calorías y grasas, no echamos en falta nada en absoluto, tal cual está perfecto para mi gusto; en fin que con el entusiasmo, no descartaría publicar alguna novedad más adelante, no he pensado en nada concreto, iré compartiendo lo que me pida el cuerpo, cuidando hasta el más mínimo detalle, porque lo principal para mí,  es que os complazca cuanto salga de mi cocina.

Con poquitas ganas de cocinar y tan solo la necesidad de tomar cosas fresquitas, estas semanas ni siquiera he buscado inspiración en las redes, para comer bien, como dice mi Carmen 'con lo que sé, me basta', pero en las pocas incursiones que hice en mi Pinterest, todo lo que aparecía en el feed de inicio eran imágenes de gazpachos, cremas y sopas frías, sobre todo llamaron mi atención las de remolacha por el color tan atractivo, no sé porqué veía tantas de repente, pues no lo había buscado específicamente, pero seguro que las cookies de rastreo tuvieron la culpa, eso de que somos espiados por las Apps en los dispositivos es más que evidente, y por mucho que una se empeñe en rechazarlas, resulta sorprendente.

Nunca había visto tantos gazpachos de remolacha juntos, como tampoco lo había probado ni cocinado y deseaba incluirlo en mi recetario, tras ver unos cuantos vídeos y leer otras tantas recetas, de los que para ser sincera, no todos me enamoraron a primera vista, decidí que había llegado el momento de preparar mi propia versión, y como para una andaluza como yo, que lleva el gazpacho en las venas, tampoco es que tengan mucha ciencia, a la hora de preparar alguno nuevo, me suelo dejar guiar por mi instinto natural con excelentes resultados, como el que os muestro hoy, cien por cien recomendable, me quedó riquísimo, ni le falta, ni le sobra absolutamente nada; solo puntualizar un pequeño detalle, cuando leías la lista de ingredientes, para que nadie me venga a degüello con aquello de: 

"¡Concha!, ¿no eras tú quien decía con convicción que el gazpacho jamás debe llevar cebolla?"

Claro que sí, y lo sigo manteniendo, pero tengo que reconocer que por esta vez, me salté la norma, y nada más acertado en cocina que romper las reglas para abrir horizontes, siempre que el resultado sea extraordinario, he de decir que no puedo comparar con otras versiones, de este mismo gazpacho sin cebolla, no he tenido ocasión de probarlo, pero a sabiendas que la remolacha y la cebolla, nacieron para estar juntas, tomé la idea de alguno de los que vi y no pudo ser más acertada. Como el resultado final fue de 1'8 l aproximadamente, es decir unas 8 tazas o cuencos de 225 ml, guardé en un táper más de la mitad para el día siguiente, y dos días después seguía igual de rico o incluso más que recién hecho, al estar mucho más frío y todos los sabores unificados. ¡No! Si me veo cambiando de opinión y todo, no sé si tomaré por costumbre poner cebolla en otro gazpacho; no será en el clásico Gazpacho Andaluz, que tal como lo hago es perfecto, pero tampoco soy para nada cuadriculada, no me gusta encasillarme, ni encerrarme en mis trece, si hay algo que detesto es la obcecación y el empeño en denostar las cosas, siempre que algo esté bien cocinado, y mejor aún, si el plato es del gusto del comensal, no hay más que objetar. Lo rico rico está.

Para realizar este gazpacho, he utilizado remolacha cocida, de las que viene envasada al vacío en su propio jugo, sin azúcar ni aditivos añadidos, quise haber utilizado remolacha natural, cocida por mí, que me gusta más pero no la encontré en mi proveedor habitual, y decidí echar mano de uno de los paquetes que siempre tengo en reserva en mi frigorífico, es natural que deseo y avituallamiento no vayan de la mano, así que lo dejo pendiente porque seguro el sabor será igual de rico. Podéis ver la receta que mi hermana Pilar tiene publicada en su Blog La Olla Vegetariana, ella lo cocina con remolacha cruda, sin cocer previamente, aunque yo nunca he comido remolacha cruda, supongo que al ser una raíz comestible, su uso puede ser similar al de la zanahoria que sí he utilizado para preparar gazpachos y salmorejos, en otras ocasiones y queda perfecta, una cosa más que tendré que comprobar, lo de la remolacha cruda, ya os contaré cuando lo haga.

Comenzamos.

INGREDIENTES 

• 8 Tomates (1’300 gr)
• 6 Remolachas (450 gr)
• 1 Pimiento Rojo (290 gr)
• 2 Pimientos Verde (65 gr)
• 1 Pepino (120 gr)
• 1 d. de Ajo pequeño
• ¼ de Cebolla fresca (70 gr)
• 30 ml de Vinagre de Manzana 
• 70 ml de Aceite de Oliva Virgen Extra
• 1 c/p de Sal Rosa del Himalaya

ELABORACIÓN 

1. Lavar y escurrir todas las verduras crudas.
2. Trocear los pimientos, quitar las semillas y ponerlos en el vaso de la batidora.
3. Añadir el pepino, pelado y troceado.
4. Añadir el ajo pelado y sin el germen.
5. Trocear la cebolla y añadirla al vaso.
6. Trocear los tomates y añadirlos.
7. Añadir igualmente la remolacha troceada.
8. Añadir la cucharadita de sal.
9. Verter el vinagre y el aceite.
10. Tapar el vaso y triturar a máxima potencia.
11. Pasar por el colador chino, si se desea una textura más fina.
12. Servir al gusto, bien frío.