Risotto de Arándanos con Codillo y Queso de Cabra

Siempre he sido de amplias miras, estando dispuesta a abrir mis horizontes culinarios sin restricciones, y allá donde voy, me empapo como una esponja, de cuanta novedad gastronómica descubra y pueda trasladar a mi cocina, gustándome como me gusta todo y siendo, como me definen los que me conocen, una sibarita de cuidado, nunca digo que no a nada, sin haberlo probado antes, y como es natural, si es de mi agrado, no suele quedar en una simple prueba, sin más, sino que suelo incluirlo en mi lista de cosas que compartir y ampliar las opciones a la hora de plantear un menú, ya sea de diario, como para invitados, seleccionando escrupulosamente lo que voy a disponer en mi mesa, comienzo por conocer los gustos y preferencias de los comensales, y así todos se sienten para disfrutar, llevándose muy buen sabor de boca.

A la hora de planificar un menú especial, suelo simplificar las cosas, porque tampoco es cuestión de pasar días cocinando o de tirar la casa por la ventana, aunque casi siempre un menú para invitados se nos suele ir de presupuesto, pues vamos sumando, y al final, entre que nos gastamos lo que no tenemos, y el trabajo que implica, puede que nos lo pensemos dos veces antes de volver a repetirlo. Pero como no me gusta renunciar a una buena compañía, ahí está mi cabecita pensante, en continuo funcionamiento, para que cada vez que lo hago, sea distinto, sin que, por su sencillez, resulte mediocre.

Confeccionar un menú puede ser un tanto complicado, o más bien fácil, según lo que tengamos en mente, pero si le dedicamos un poco de tiempo a la organización, todo habrá de salir perfecto, o al menos intentaremos dejar el pabellón bien alto. Desde mi punto de vista, lo fundamental es plantear un buen plato principal, por supuesto sin descuidar los detalles del resto del menú, para que resulte exitoso y así los comensales queden satisfechos, incluso con ganas de repetirlo. Y si como en el caso del Risotto que hoy os enseño, queremos conseguir un plato extraordinario, aún llevando ingredientes relativamente asequibles, la clave está en saber combinarlos de tal manera, que el resultado sea de lo más equilibrado. Aunque lograrlo no siempre es posible, para mí estos retos, son motivaciones para superarme, y a veces lo consigo. 

La idea de optar por este Risotto, para un menú festivo, surgió de nuevo cuando estábamos haciendo la compra semanal “mi santo” y yo, teníamos previsto preparar un arroz como primer plato, y con lo arrocera que soy, si de mí depende, me inclino por alguno de mis Risotti pues no es por presumir, pero todos me quedan buenísimos. Poco a poco fuimos echando cosas a la cesta, entre las que cayeron unas tarrinas de arándanos de tamaño XXL, son mi debilidad y en casa no pueden faltar, además, compramos un par de botellas de Cerveza de Cerezas Kriek Lambic, que os enseñé en IG, y aunque yo no suelo beber alcohol, esta es muy suave, y para una vez que la bebo tampoco es demasiado; es una cerveza especial de importación que probé por primera vez en Bruselas, y siempre que tengo oportunidad de encontrarla aquí, compro algunas botellas para repetir experiencia. Lo de añadir cerveza de cerezas, fue todo un acierto porque potencia el sabor a arándanos, sin que llegue a resultar dulce, es difícil describir lo curioso que puede ser el comportamiento de determinados ingredientes una vez cocinados, es pura alquimia la magia de la cocina, en conjunto este risotto es sublime, no os quiero enamorar, pero os aseguro que os va a cautivar, especialmente a los que os gustan las experiencias Gourmets, sin estridencias.

Cuando publiqué mi primer Risotto de Arándanos, allá por febrero de 2018, lo cociné con reticencias, pensando que si no nos gustaba, con no volverlo a hacer estaríamos al corriente, ya que era algo nuevo en mi cocina, pero resultó tan delicioso, que hoy en día, es un plato habitual en mi cocina, sobre todo porque me gusta todo lo que incluya arándanos como ingrediente de la receta, los que seguís mi trayectoria en DBM sabéis que me encanta incluir fruta en mis recetas saladas, estando presente en mi cocina con muchísima frecuencia, tanto en dulce como salado, por eso, aunque ya cuento con una etiqueta para Frutas, con casi noventa referencias, he aprovechado para crear una etiqueta específica, reuniendo en un mismo lugar todas las recetas que lleven arándanos, son tantas, que me llevará días repasarlas una por una, de momento, si clicáis a continuación en Arándanos, encontraréis unas treinta y tantas, y algunas más que se me habrán escapado, iré completando la etiqueta, poco a poco hasta tenerlas todas bien organizadas, por cierto, otra tarea que tenía pendiente hacer, y es que mi obsesión por el orden en el Blog, es mayor que el del método KonMari creado por Marie Kondō ¡Ja, ja, ja...! Por fin, haciendo un pequeño esfuerzo, verá la luz como merece. Así soy #yoymisdesmesuras.

Comenzamos.

INGREDIENTES

• 200 gr de Arroz Arborio
• 1 Codillo de Cerdo, Asado a la Parrilla + sus jugos
• 80 gr de Arándanos
• 100 gr (4 rodajas de 1 cm) de Queso Rulo de Cabra
• 1 Cebolla pequeña
• 1 l de Caldo o Jugo de Carne
• 125 ml de Cerveza de Cerezas Kriek Lambic
• ½ c/c de Concentrado de Carne Bovril
• Aceite de Oliva Virgen Extra
• 1 nuez (10 gr) de Mantequilla
• Sal
• Orégano

ELABORACIÓN

1. Calentar el codillo, en una sartén, a fuego lento. Desmigar en trozos y reservar, la carne y los jugos resultantes.
2. Calentar en un cazo el caldo, o jugo de carne.
3. Picar en brunoise la cebolla. Sofreír, en una parisina, con un poco de aceite.
4. Añadir los arándanos y saltear. Retirar unos cuantos, una vez estén brillantes, para la presentación del plato.
5. Añadir el arroz y remover para que adquiera un brillo nacarado.
6. Verter la cerveza y los jugos del codillo.
7. Añadir la media cucharadita de Bovril.
8. Añadir un poco de caldo de carne, y remover. Continuar, durante todo el proceso de cocción, añadiendo poco a poco el caldo, sin dejar de remover.
9. Cocinar unos 18 minutos, añadiendo al final, la carne de codillo, troceada.
10. Apagar el fuego, añadir la mantequilla, mezclar con suavidad, para dar un poco de brillo y untuosidad al arroz.
11. Cortar el queso en rodajas de 1 cm. Poner un trozo de papel sulfurizado en la plancha, y dorar el queso por ambas caras, volteando con cuidado para que conserve la forma.
12. Servir el risotto con un par de rodajas de queso, por comensal. Espolvoreado con un poco de orégano.