Mermelada de Calabaza y Naranja Especiada

Hoy os traigo lo que sería el desayuno o merienda del más goloso de los golosos, como lo es mi padre, siempre y cuando renunciara a sus tres cucharaditas de miel diarias, que es otra de sus debilidades, pero teniendo la suerte que presume a su edad, es un lujo poder comer todo el dulce que le apetezca sin subirle el índice glucémico ni un miligramo, y es que la mermelada es por antonomasia sinónimo de dulce a discreción. Sin embargo, la Mermelada de Calabaza y Naranja que comparto, no es una mermelada dulzona en exceso, a pesar de estar elaborada con calabaza y azúcar, he conseguido un equilibrio perfecto, al añadir la cantidad justa, para que se conserve en buen estado durante meses, y además pueda ser utilizada para maridajes culinarios, siempre que nos gusten los contrastes dulce-salado, con quesos y embutidos, al gusto, ya que el suave y aromático toque de especias que lleva, hace que combine con todo lo que se nos ocurra.

Por supuesto que es una mermelada, y se puede tomar al modo tradicional, con unas tostadas simplemente, o untadas con mantequilla, yo la prefiero sin, por aquello de reducir las grasas, aunque como más la tomo es con yogur 0/0 natural sin azúcar ni edulcorantes, para ello pongo un bol con una cucharadita de semillas de chia y lino dorado, mezcladas a partes iguales, añado una cucharadita de mermelada y un yogur, remuevo y lo mezclo, obteniendo una crema suave, fina y densa, deliciosa, a la que añado un puñadito de arándanos y un kiwi troceado, y ya está, esto forma parte de mis desayunos o cenas saludables, desde hace meses, y quedo completamente satisfecha.

No sé si esta es una fecha propia para preparar mermeladas, yo suelo asociarlo al verano y el otoño, por aquello de conservar los frutos del huerto de mi padre durante todo el año, pero esta vez aunque un tanto inusual, teníamos un buen número de calabazas de tamaño descomunal, que sembró mi padre en verano y recogió a finales de noviembre, pensando en que como solemos hacer siempre, se conservarían en buen estado durante muchos meses, en alguna ocasión incluso he tenido calabazas guardadas durante más de un año, aunque va endureciendo la corteza y la pulpa va mermando, son perfectas para consumirlas en guisos de todo tipo. 

Pero no sé si serán por las bajas temperaturas, o la exposición a la luz, pues este año las colocó mi padre en el hueco de las escaleras de la azotea, donde no les da el sol directamente, pero claro no están en sitio oscuro, el caso es que se han ido estropeando por la zona del tallo, y hemos tenido que hacer reparto de calabazas, entre toda la familia. Aprovechando que corté una de las más grandes, pesaba más de 9 kg, pensé en preparar unos cuántos tarros de mermelada. 

Calabazas ecológicas de nuestro huerto

De la primera tanda, salieron 8 frascos, de tamaño normal, y cuatro pequeños (de los de paté) pero como seguía con una cantidad ingente de trozos de calabaza en el frigorífico, sin que nadie le metiera mano, y ante la imposibilidad de congelar nada más, me dispuse a preparar otra remesa de tarros de mermelada, en esta ocasión fueron solo 8 porque quise que quedara más espesa que la anterior, como he introducido algunos cambios con respecto a la Mermelada de Calabaza Ecológica que compartí hace justo cuatro años, por casualidad también fue por estas fechas, y una vez elaborada, al ser diferente y llena de matices deliciosos, he pensado que os gustaría saber cómo la he preparado, por eso no hay un paso a paso fotográfico.

Las imágenes que comparto de las calabazas en el hueco de las escaleras, y de la calabaza troceada, son de mis archivos del mes de noviembre, como os contaba la semana pasada, últimamente estoy haciendo uso de todo ese fondo que tengo guardado, y afortunadamente me vienen como anillo al dedo para mostraros que mi desmesura bloguera no tiene límites, dejando inmortalizado a golpe de clic todo aquello que pienso en alguna ocasión podría serme útil en mis recetas. 

Por otro lado y para concluir, sin habérmelo propuesto, vuelvo a participar en el proyecto de reciclaje #unomasmenos100desperdicio0, por segunda semana consecutiva, y si mi querida amiga Marisa G. | Thermofan lo ve oportuno, ya que en esta ocasión sí he utilizado productos en la receta, con la intención de no tirar ni siquiera las pipas de mi calabaza XXL, que por cierto también he aprovechado para secarlas y tostarlas, quedan riquísimas, aunque curiosamente no he hecho ninguna fotografía, cosa extraña en mí, pensándolo mejor, tampoco creo que tarde mucho en hacerlas, es más, en cuanto llegue hoy a casa si no se me olvida, dejaré constancia de ello para enseñároslas. Comenzamos.

INGREDIENTES

• 2 kg de Calabaza ecológica, limpia (sin corteza ni pipas)
• 1 kg de Azúcar blanco 
• 10 Naranjas de zumo, ecológicas
• 2 Limones ecológicos
• 3 palos de Canela 
• 7 Clavos de olor
• 2 c/p de Jengibre en polvo
• 8 frascos de vidrio de 320 gr de capacidad

Calabaza ecológica de nuestro huerto | Trozos

ELABORACIÓN 

1. Trocear la calabaza en dados pequeños. Ponerlos en una cacerola grande, de fondo grueso.
2. Añadir el azúcar por encima.
3. Exprimir tres naranjas y los limones. Quitar las semillas, si las tuviera, no será necesario colarlo. Verter el zumo sobre la calabaza.
4. Pelar y trocear las naranjas restantes. Añadirlas a la cacerola.
5. Añadir la canela y los clavos de olor. Mezclar y poner al fuego.
6. Llevar a ebullición y cocer a fuego fuerte durante 20/30 minutos aproximadamente, hasta que la calabaza esté tierna. Removiendo de vez en cuando.
7. Retirar los clavos de olor y la canela. Fuera del fuego, triturar con la batidora de brazo, hasta conseguir la textura deseada.
8. Volver a poner al fuego, reduciendo la intensidad de este, para evitar salpicaduras. 
9. Añadir de nuevo los palos de canela. Continuar la cocción por espacio de 20 minutos aproximadamente. Remover con una cuchara de palo, de vez en cuando, para que no se agarre en el fondo. 
10. Añadir el jengibre unos minutos antes de terminar la cocción.
11. Estará lista cuando al pasar el dedo por el dorso de la cuchara, quede marcado un surco, teniendo en cuenta que espesará al enfriar.
12. Retirar los palos de canela, con cuidado de no quemarnos.
13. Con ayuda de un cacillo y un embudo ancho, llenar los frascos con la mermelada. Dejando un espacio de ½ centímetro hasta el borde. Tapar inmediatamente y voltear. Dejar enfriar.
14. Una vez fríos. Poner un paño en el fondo de la olla y colocar los tarros de mermelada con la tapa hacia arriba. Cubrir con agua y llevar a ebullición. Cocer durante 20 minutos, a fuego suave, para esterilizarlos.

Mis recomendaciones y sugerencias 

• Pesar la calabaza una vez limpia de corteza y semillas. Necesitaremos la mitad de su peso, en azúcar.
• Como medida referencial sería: 1 de calabaza + ½ de azúcar, 1 naranja por cada 200 gr de calabaza, 1 limón por cada kilo y las especias al gusto.
• El tamaño de los trozos de calabaza afectará al tiempo de cocción, cuanto más pequeños mejor, pues reduciremos considerablemente esta, consiguiendo un color natural muy atractivo.
• Evitar que, durante la parte final de la cocción, una vez triturada, hierva a borbotones, para evitar salpicaduras y quemaduras.
• Esterilizar los frascos con sus tapas, en una olla con agua hirviendo, a fuego medio, durante 15/20 minutos. Retirarlos con unas pinzas y dejar secar boca abajo sobre un paño limpio, sin introducir los dedos dentro, ni tocar el interior de las tapaderas.
• Dejar enfriar los tarros de mermelada una vez esterilizados, dentro del agua. Oiremos un sonido suave (¡Plop!) a medida que se van enfriado, eso indica que el vacío se hizo correctamente.
• Sacar los tarros del agua, una vez fríos. Secar con un paño limpio y proceder a etiquetar.
• Conservar en sitio oscuro. En el frigorífico duran hasta dos años, si el proceso de envasado se ha hecho correctamente.

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