Garbanzos con Boletus y Botifarra d’Ou


Y con un desapacible y a la vez, buen tiempo otoñal, instalado por aquí, y téngase por buen tiempo: días de frío y lluvia moderada (¡Ojalá! Fuera así siempre, en todas partes), da gusto disfrutar de un buen café y larga sobremesa, ante una crepitante chimenea, o una cálida mesa camilla (tan nuestra), sofá, libro y mantita, gozando ese calorcito hogareño, que tanto nos agrada a los que amamos el otoño en toda su esencia, vengo hoy con un delicioso plato de cuchara, de esos que reconfortan y no solo por lo bien que sientan, sino porque su sola imagen, incita a meter la herramienta cóncava hasta el fondo del plato, deleitándonos en cada cucharada, lentamente, sin prisas, para luego acabar rebañando el plato con un buen trozo de pan, henchidos de una felicidad indescriptible e infinita.

De nuevo legumbres, cuando apenas hace cinco semanas que compartimos un rico plato de Garbanzos Blancos con Alubias Rojas, conste que solo lo hago por enseñaros unos extraordinarios garbanzos blancos lechosos con I.G.P. de Escacena del Campo, regalo de mi suegro, son una maravilla, una vez cocinados quedan tiernos, mantecosos y finos al paladar, con un tamaño enorme que inunda la cuchara con un espectáculo, no solo para satisfacer el apetito, también para la vista, por otro lado también quería dar un uso especial a una Botifarra d’ou (butifarra de huevo) que me regaló mi Beatriz, quise que luciera en el plato, y aunque sé que en la Cuina Catalana, este embutido es típico y utilizado para hacer especialmente tortillas en la época de Carnaval, no he querido caer en el copia y pega, pues de esas ya tenemos unas cuantas en El Club de la Tortilla Perfecta, y llevándola a mi terreno, de nuevo puse a trabajar mi cabecita pensante, donde las ideas bullen deseando salir a la luz, ¡Ja, ja, ja...! Surgiendo este exquisito potaje, que bien merece la pena compartirlo.

Botifarra d’Ou

La butifarra de huevo es un embutido cuyo origen allá por el S. XVII, la sitúa en Barcelona, elaborada con motivo de la fiesta de Carnaval, antaño era típico comerla el Jueves Lardero, dando fin con el consumo de carne, justo antes de la Cuaresma, donde se recomendaba la vigilia y el ayuno de todo exceso; aunque hoy en día se puede conseguir todo el año, en carnicerías especializadas. Tiene un color amarillo suave y textura granulosa, como si fuera de arroz, aunque esta no lo lleva, en la mezcla lleva tan solo carne y tocino de cerdo, huevos, sal, pimienta y nuez moscada. Se puede comer tal cual o cocinada en guisos, tortillas, revueltos, etc., aunque a mí personalmente, como más me ha gustado, es marcada a la plancha, porque ese ligero dorado le aporta un sabor riquísimo, además de potenciar el suave color amarillo, de manera muy agradable a la vista.


Siendo el otoño época de setas, quise cocinar este potaje con Boletus, ya que estamos en plena temporada, a veces hay cosas que se me antojan nada más verlas, y en el telediario de las tres de tarde, en el bloque de noticias varias, informaban sobre la explotación de setas por personas no autorizadas, que con la recogida masiva, están arrasando los montes, para ilustrar la noticia mostraron una selección de platos muy sugerentes, y tanto ver cositas ricas, tras la pantalla, me abrió unas ganas locas de comerlos, solo que por aquí estas setas brillan por su ausencia, a menos que tengamos la suerte de encontrarlas en alguna tienda, solo las conseguimos congeladas o en conserva, y no sé yo si serán de setas de Soria o vendrán de China, porque la verdad es que fiarme, no me fío.

Con esa idea persistente en mi mente, salí a comprar a ver qué encontraba, y lo que conseguí en el supermercado fue una minúscula bolsita de boletus deshidratados, a precio de jamón de bellota, ¡Ja, ja, ja...! Pero como en la etiqueta estaban recomendados por un cocinero que cuenta con doce estrellas Michelin, me dije: “Le haremos caso”, y allá que me vine a casa, con las “setas” en mi cesta y la mosca detrás de la oreja, pero contenta al fin y al cabo, ¡es lo que había! Y menos mal que hice caso a mi instinto, porque acerté, y de qué manera, cierto es que las setas deshidratadas, en textura, no tienen nada que ver con las setas frescas, pero en sabor, dentro del cocido, quedaron bien ricas, y yo feliz de haber conseguido lo que desde un principio era mi intención, que no era sino disfrutar de un plato con marcado sabor a setas, ¿lo volveré a repetir? Sin duda, aunque solo consiga boletus deshidratados, siempre será mejor que quedarme con las ganas, y es que a falta de pan, buenas son tortas.
Comenzamos.



INGREDIENTES
  • 300 gr de Garbanzo Blanco Lechoso
  • 30 gr de Boletus Deshidratados
  • ½ Botifarra d’ou
  • 2 hojas de Laurel
  • 1 rama de Tomillo
  • 2 Tomates Secos, hidratados en aceite
  • 2 c/s de Aceite de los tomates
  • 1 c/p de Pimentón de La Vera
  • 1 d. de Ajo
  • Aceite de Oliva Virgen Extra
  • Agua
  • Sal

Garbanzos Blanco Lechoso | I.G.P. Garbanzo de Escacena | Escacena del Campo (Huelva)

ELABORACIÓN
  1. Poner a remojo, en abundante agua con sal, los garbanzos, al menos durante doce horas.
  2. Hidratar las setas, en un cazo con agua templada, durante unas horas. Escurrir y reservar el agua.
  3. Una vez remojados los garbanzos, escurrir y ponerlos en la olla cubiertos de agua caliente, incluyendo la de remojar las setas, previamente decantada. Llevar a ebullición y espumar exhaustivamente.
  4. Añadir el laurel, el tomillo, el pimentón de La Vera, los tomates secos, el aceite de los tomates, junto a unas rodajas de butifarra.
  5. Llevar a ebullición, tapar y cocinar a presión a fuego medio, según el tipo de legumbre y la dureza del agua, así será el tiempo necesario. Para un agua fina, poco caliza y garbanzos nuevos de la cosecha del año pasado, he necesitado 20 minutos.
  6. Prensar el ajo, y sofreír en una sartén, con un poco de aceite. Una vez dorado, añadir las setas y saltear.
  7. Añadirlas a los garbanzos, una vez tiernos. Cocinar unos minutos, y rectificar de sal. Reposar unas horas antes de servir.
  8. En el momento de servirlos, cortar unas rodajas de butifarra, quitar la piel y marcar a la plancha.
  9. Presentar el plato con las rodajas de butifarra encima.














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