Caballas Asadas con Salsa de Nueces y Tomatitos Secos

Creo que si existiera la reencarnación, en alguna de mis vidas anteriores tuve que ser gato, y no sólo por lo que me gusta comer pescado, sino porque los que me conocen dicen que soy un poquitín arisca, cosa que por otra parte niego categóricamente, toda la vida he tenido y tengo gatos en casa, y estos solo se dejan acariciar cuando realmente lo desean, algo que me encanta hacer, porque lo encuentro verdaderamente relajante, aunque a veces te acaparan de tal manera, llegando a ser tan pesaditos que hasta cansan un pelín; por mi parte el contacto físico con los demás lo llevo un poco de aquella manera, me refiero a lo de los besos y los abrazos, limitándolo exclusivamente a los que quiero, y únicamente solo cuando me apetece, ¡ja, ja, ja...!

En realidad soy todo amor, absolutamente adorable, lo que se dice más tierna que un bollito de leche, pero como que no me va mucho eso del besuqueo, si no tengo razones de peso para darlos, es más, tras la pandemia, tengo la excusa perfecta para no dar besos a quien no me agrada, tanta formalidad, raya con lo insoportable, y si tengo que decir que no doy besos, lo digo sin ningún tipo de apuro, lo siento, no es por escrúpulo, pero soy así y no voy a besar cuando no quiero; por eso quizás, entre otras cosas, hasta la fecha me he librado de contraer el dichoso virus, que este año se está cebando, entre gripe, covid y neumonía, en fin, un sin sentido que podría evitarse si hubiéramos aprendido algo, haciendo buen uso de la mascarilla y otras cosas, pero parece que no, está visto que nadie escarmienta por cabeza ajena, incluso por sí mismo, y en cuanto uno se ve sano, piensa que ya no existen ningún riesgo de contagios, y ahí es cuando bajamos la guardia, con la consecuencia de recaer, o pillar lo que no teníamos.

Aunque relativamente me ha durado poco, apenas una semana, he pasado, lo que según mi médico, era un catarro común de vías altas, no sé, no entiendo de estas cosas, pero me he sentido como si me hubiera pasado por encima una apisonadora, gracias a Dios, ya estoy recuperada, aunque me ha dejado una leve tosecilla impertinente, que de tarde en tarde me seca la garganta con un picor punzante que me descompone el cuerpo, hasta que se me pasa. Y aunque nunca suelo perder las ganas de comer, en esta ocasión, se me cerró la boca y no me entraba nada, por eso creo que no disfruté, como hubiera merecido de estas caballas, que las cociné recordando cuánto nos gustaron la primera vez que las hice, y nos supieron a gloria bendita, así que pensé que merece la pena compartirlas, porque si el pescado está rico, la salsa es de las que dan ganas de comerla a cucharadas. Sin lugar a dudas volveremos a repetirlas, porque además de fáciles de preparar, es un plato que viste de lujo la mesa.

Esto que os cuento me ha pasado en estas últimas semanas, que para mí se queda lo caóticas que han sido, entre esto y lo demás, no sé cómo he podido con todo lo que me ha sucedido, porque me han pasado cosas, y que no os cuento ahora para no hacer de esto algo tedioso. Con respecto al Blog, menos mal que me pilló con un buen fondo de platos guardado, que es de lo que he ido tirando, concretamente las imágenes que os enseño hoy, son de las que tengo reservadas en borradores hace meses, de ahí que los higos que decoran la mesa, os puedan resultar llamativos en estas fechas, a lo mejor los podríamos encontrar de importación, pero nacionales seguro que es imposible. De todos modos, no son parte de la receta, solo es un elemento decorativo, en nuestro caso fueron el postre del día, y que puse como nexo de unión a la estación en que pensaba compartirlo, pero como os he contado en estos últimos meses en más de una ocasión, menos mal que tengo aún varias recetas cocinadas, que por cierto casi a punto están de ser agotadas, porque he ido jugando con las distintas opciones que se adaptaran más o menos a cada semana, según voy publicando, hoy le ha tocado el turno a estas riquísimas caballas, que son más bien atemporales.

La caballa, es un pescado que podemos encontrar en nuestros mercados durante todo el año, aunque como la mayoría de los pescados azules, los ejemplares más sabrosos y jugosos, suelen darse en los meses de verano, por eso esta salsa es perfecta para estos meses, que si bien, están riquísimas, añadirles un poco de salsa, no hace sino darle vida al plato.

Ni que decir tiene que al igual que yo presento esta receta con caballas, podéis cocinar la salsa para cualquier otro pescado que os guste, sobre todo la recomiendo para pescado de sabor intenso, porque para los blancos, quizás solape demasiado su finura, y destaque más la salsa que el pescado, aunque repito, esta salsa estará rica con cualquier pescado de vuestra elección, incluso cuando la comemos en casa, coincidimos que seguro estará rica con carne asada a la plancha o parrilla, porque es de las que casan con todo, incluso con pasta, me ha recordado mucho a la Pasta con Pesto Rojo que hacemos en casa, y que ahora que lo he mirado para enlazarlo, veo que debería repetir las fotografías, porque las que tengo publicadas, las hice en mis comienzos, y necesitan mejorar. Mientras lo hago, os cuento cómo se hace. Comenzamos.

INGREDIENTES 

• 4 Caballas
• 35 gr de Nueces peladas
• 15 gr de Pan
• 1/2 Tomate maduro
• 1 d. de Ajo
• 6 Tomates Secos
• c/n de Tomates Cherry
• Aceitunas negras 
• Aceite de Oliva Virgen Extra 
• Agua
• Sal y Pimienta 
• Cúrcuma 
• Copos de Cayena 

Caballas

ELABORACIÓN 

1. Eviscerar las caballas. Lavarlas en abundante agua fría. 
2. Filetear las caballas y quitarles las espinas (podemos pedir al pescadero que lo haga), repasando con ayuda de unas pinzas. Sazonar. Reservar.
3. Hidratar los tomates en un cazo con agua caliente.
4. Preparación de la Salsa:
1. Saltear las nueces en una sartén, con un poco de aceite. Retirar y ponerlas en el vaso de la batidora, junto a tres tomates secos, hidratados y escurridos.
2. Trocear el pan en dados y freír en el mismo sartén que las nueces. Retirar una vez dorado y añadirlo al vaso.
3. Picar el tomate natural y el ajo. Sofreír. Salpimentar ligeramente. Volcar en el vaso.
4. Añadir una pizca de cúrcuma, para potenciar el color.
5. Verter un poco de agua de hidratar los tomates, en cantidad necesaria, y triturar hasta conseguir una crema ligera y untuosa.
6. Volcar en un cazo y calentar la salsa.
5. Cortar los tomates Cherry por la mitad y marcar en la sartén con unas gotas de aceite. 
6. Añadir los tomates secos restantes troceados. Saltear.
7. Asar las caballas con unas gotas de aceite, sobre una hoja de papel sulfurizado, en la plancha, esto ayuda a que se doren sin pegarse.
8. Emplatado:
1. Cubrir el fondo del plato con un poco de salsa.
2. Disponer los lomos de caballa uno sobre otro, encima de la salsa.
3. Añadir la guarnición de tomates Cherry y tomates secos salteados.
4. Decorar con las aceitunas negras.
5. Espolvorear el pescado con unos copos de Cayena.
6. Servir el resto de salsa en salsera aparte.