Burrito de Lomo Adobado

Iniciamos nueva temporada en DBM con una de mis propuestas más placenteras, me atrevería a decir incluso, que de las más fáciles de elaborar que tengo publicadas, tampoco es cuestión de comenzar construyendo la casa por el tejado, y es que después de tanta cocina navideña, he terminado un poquito extenuada, así que hoy, simplificando y yendo a lo cómodo, quiero haceros una sugerencia que, en el más estricto sentido de la expresión, no sé si etiquetarla dentro de lo llamado «finger food» pues mis burritos no corresponden exactamente con el concepto del arte de combinar lo chic y lo informal, lo gourmet y lo práctico, lo delicado y lo divertido, presentado todo en porciones individuales con un toque modernista, aunque si pueden ser encasillados en el modo de combinar comida improvisada y distendida, donde sin necesidad de grandes elaboraciones, ni de utilizar cubiertos, ni tan siquiera sentarnos a la mesa, podemos disfrutar de ricos platos con los cinco sentidos. 

Por tanto, mi publicación de hoy además de ser de lo más rico, es de esas cosas sencillas que me hacen gozar hasta perder el sentío, porque nada me gusta más, cuando de un «Bocadillo» se trata, que comer con los dedos. Podría este, considerarse un bocadillo perfecto para mi gusto, si es que podemos clasificarlo así, aunque no sea lo más ortodoxo pues el pan que he utilizado no es sino una tortilla de trigo, de las típicas en la comida mexicana. Elegí esta receta, de las que tengo guardadas en borradores, porque es colorida, de las que entran por los ojos, además para comenzar el año con muchísimo sabor y un toque de alegría, que nunca viene mal.

Por otro lado sé que con un burrito como este, no es suficiente para hacer un tributo como merece, a la cocina mexicana, porque evidentemente va mucho más allá de tortillas y frijoles, la cocina mexicana es rica en todo tipo de platos o platillos, como llaman en México a todas esas elaboraciones deliciosas que completan de manera generosa la gastronomía de su país. Pero estas vacaciones he vuelto a leer una novela que me cautivó en su día, y aunque es pura fantasía, sirve como fiel reflejo de su rica gastronomía. Para mí la cultura culinaria mexicana es una de las grandes desconocidas, en casa no es lo que tengo por costumbre cocinar, apenas si preparo, de vez en cuando, unos burritos o tacos, similares al que hoy comparto, ademas de un guacamole con totopos y para de contar, aunque sé que es lo suficientemente amplia y elaborada, como para ser tratada con detenimiento en mi espacio, ya veremos si entre mis desmesuras, me es posible realizarlos alguna vez, a día de hoy, por respeto, no me he atrevido a ponerlos en práctica.

La primera vez que leí «Como agua para chocolate», me quedé prendada de la dulzura con la que la autora mexicana Laura Esquivel, escribe una historia romántica y trágica, narrada de forma exquisita, por la sobrina nieta de Tita, la protagonista; la novela pertenece a uno de los géneros literarios que más me gustan, el realismo mágico encontrando sus máximos exponentes en la literatura hispanoamericana en autores tan ilustres como Gabriel García Márquez o Isabel Allende. Fue llevada al cine con muchísimo éxito, la película plasma en cada escena, pasajes de la vida cotidiana de una mujer condenada a no poder vivir la vida que hubiera deseado, y aún así es admirable la calidez con la que «Tita» Josefita De la Garza, describe cada ingrediente, cada paso, cada platillo, hasta llegar a enamorarnos de todos ellos.

Novela: Como agua para chocolate (1989) | Laura Esquivel Valdés

Película: Como agua para chocolate (1994) | Alfonso Arau

 

«Y así como un poeta juega con las palabras, así ella jugaba a su antojo con los ingredientes y con las cantidades, obteniendo resultados fenomenales.»

 

No siempre tenemos a mano los ingredientes de la felicidad. Tita lo había aprendido desde pequeña, cuando creció en la cocina con Nacha y se le negaba toda posibilidad de vida propia desde su nacimiento. Pero lo que verdaderamente aprendió Tita fue que los ingredientes no solo son lo más importante para cocinar un buen plato, sino todo el amor con que seas capaz de hacerlo.

Con el paso de los años, Tita se dio cuenta de que sus platos no solo tenían el poder de deslumbrar por sus sabores y texturas, también su tristeza, su alegría, su deseo o su dolor a la hora de prepararlos se contagiaban irremediablemente a todo aquel que los probaba. 

Fuente: Penguin Libros 

Desde siempre mi cocina ha sido una mezcla de tradición y novedades, que llegan a mí por medios como la lectura o el cine, de los que confieso ser amante absoluta, y eso hace que me enamore de todo aquello que pueda sumar a mi recetario; tras ver la película y leer el libro, cada año, en otoño, cuando llegan las granadas a nuestros mercados, despierta en mí la necesidad de cocinar los famosos Chiles en nogada, descritos en el “capítulo XII. Diciembre” de la novela con todo lujo de detalles, este platillo debe ser una delicia, no en vano fueron reconocidos como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco en 2010, con sus colores, verde del pimiento (chile poblano), blanco de la crema de nueces y queso (nogada) y rojo de los granos de granada, simbolizan la bandera mexicana. La receta avanza según Tita, la protagonista, prepara el menú de bodas de su sobrina Esperanza, a la que cuidó y protegió por encima de todo, además de enseñarle todos sus conocimientos sobre cocina. En su elaboración, Tita vuelca sus sentimientos, produciendo efectos afrodisíacos entre los invitados, incluidos Tita y Pedro, arrollados por sus delirios, ven culminada su historia de amor prohibido, después de veinte años, en un desenlace inesperado. Después del éxito obtenido por la novela, llegó la película, dirigida por Alfonso Arau, casado por aquel entonces con la autora, y que también fue ganadora de algunos de los más prestigiosos premios de cine, y que hoy en día, ya es todo un clásico que nunca pasa de moda.

Pero al final, siendo una receta más entretenida, que dificultosa, por supuesto con mucho mérito, pues hay que tener talento para presentarlos atractivos, entre una cosa u otra, nunca los he realizado, a ver si este año me animo antes que acabe la temporada de granadas, y los preparo para enseñároslo. De momento, y aunque estos burritos no aparecen en la novela, quiero que los disfrutéis conmigo, porque merecen realmente la pena hacerlos. Comenzamos.

INGREDIENTES 

• 4 Filetes de Lomo Alto de Cerdo
• 6 Tortillas de Trigo

Para el Adobo

• Una pizca de Ajo en polvo
• ½ c/p de Comino molido
• ½ c/p de Pimentón de La Vera
•  ½ c/p de Ras el-Hanout 
• Un chorrito de Vino blanco 
• Sal
• 1 c/s de Aceite de Oliva Virgen Extra 

Para el Relleno

• 2 Pimientos verdes
• 1/2 Pimiento rojo
• 1 Cebolla
• 1 Zanahoria 
• Aceite de Oliva Virgen Extra 
• 2 c/s de Salsa de Tomate Marinara 
• Un chorrito de Salsa Worcestershire 
• Unas gostas de Tabasco
• 2 Guindillas Encurtidas
• 30 gr Parmigiano Reggiano recién rallado
• Una pizca de Hierbas provenzales
• Una pizca de Comino molido
• Sal

ELABORACIÓN 

Del Adobo de la carne

1. Disponer en un bol, todos los ingredientes para el adobo: Ajo, Comino, Pimentón, Ras el-Hanout, Vino, Sal y Aceite de Oliva Virgen Extra. 
2. Mezclar y untar los filetes de lomo, por ambas caras. Tapar y reposar durante al menos una hora, para que la carne tome el sabor.

Del Relleno

1. Marcar los filetes, en una sartén bien caliente, con un poco de aceite.
2. Cortar en tiras. Reservar-
3. Cortar en juliana las verduras: Pimiento Verde y Rojo, Cebolla y Zanahoria.
4. Saltear con un poco de aceite, en la misma sartén donde hemos cocinado el lomo.
5. Una vez doradas las verduras, añadir los condimentos: Salsa de Tomate Marinara, Salsa Worcestershire, Salsa Tabasco.
6. Saltear y añadir las guindillas cortadas o picadas finamente.
7. Aderezar con las especias: Hierbas Provenzales y Comino Molido.
8. Mezclar con el queso rallado.

Del montaje de los Burritos

1. Disponer en el centro de cada Tortilla de Trigo, un par de cucharadas del relleno.
2. Doblar, haciendo un paquete, y calentar a la plancha durante unos minutos.

De la Presentación

1. Servir con un par de unas piparras. 
2. Acompañar con encurtidos y entremeses, al gusto. Yo puse un poco de guacamole, unos totopos y unas patatas chips con un toque de cayena.