Risotto de Salmón y Gambas al Cava

Nos hacemos mayores inevitablemente, y podríamos decir que hasta afortunadamente, cuando se vive lo suficiente para contarlo. Dice mi Pepita que la vida es un "bidón", en el que recopilamos todo aquello que nos pasa, porteándolo a las espaldas para ir capeando cuanto nos suceda, a veces momentos felices y otros tanto sinsabores, pero cuando la adversidad, nos toca de cerca, duele, y cuánto, no es que a una, lo suyo le afecte más que a los demás, pero es triste, y cuando te toca en primera persona, mejor olvidarlas en la medida de lo posible, haciendo aquello que nos reconforte. 

Metidos de pleno en el mes de Noviembre, no sé porqué, pero me siento invadida por cierto estado de desasosiego e incertidumbre, por todo lo que acontece, y que en mi propio beneficio, intento sobrellevar distrayendo mi mente haciendo cosas que me den placer. Y es que en los últimos tiempos todo son malas noticias, mires para donde mires el mundo está perdiendo el norte; a veces me levanto con un revoloteo, y no de mariposas precisamente, como un pellizco en la boca del estómago, y lo primero que hago, es dar gracias a Dios por regalarme un nuevo día, mientras en mi cabeza bulle la idea de a ver qué nuevas nos depara, cruzando los dedos, espero siempre que sean buenas, en el mundo y en mi casa, tal es mi angustia que hasta que no compruebo que todo está en orden, no me quedo tranquila, hay quien dice que preocuparse por todo no conduce a nada, y sin ser yo excesivamente obsesiva, procuro no hacerlo, aunque a veces no pueda evitarlo.

Pero luego se me pasa, no penséis que soy una persona melancólica o gris, al contrario, soy, como me decía mi madre una "Campanilla" y en cuanto me tomo mi primer café del día, veo la vida de otro color, y ya cuando compruebo que todo sigue su curso correcto, me animo y funciono como un reloj suizo, bueno, a veces un poquito "escacharrao" porque una ya va sufriendo sus achaques, ¡Ja, ja, ja...! Pero que nadie se alarme, todo está bajo control, y cuando me centro en lo que me tengo que centrar, que son mis quehaceres diarios, todo va de maravilla.

Para mis desmesuras suelo ser como Juan Palomo, "yo me lo guiso, yo lo como". Os cuento, hace unos días fuimos, mi 'santo' y yo, a hacer la compra, cuando tuve uno de esos momentos de autocomplacencia que me hacen sentir la mujer más feliz del planeta, y todo por una preciosa cacerola que me enamoró nada más verla, ¡mira tú que tontería! El caso fue que no pude evitar romper mi palabra, a pesar de llevar años diciendo que no pienso meter un chisme más en mi cocina, y con lo que me gusta a mí un cacharro, pero ¡hija mía!, es que si compro algo más, de verdad verdadera, que tendremos que mudarnos de casa, o hacer de toda la planta baja, una cocina con despensa y almacén incluidos, porque mi "no garaje" está de bote en bote, ¡ja, ja, ja...! Y no exagero, pero es que en mis armarios no cabe ni un alfiler, tanto es así, que hace unos meses tuvimos que comprar unos estantes para ponerlos en un rincón "desaprovechado", haciendo uso de la psicología inversa, le dije con sutil convicción a mi 'santo', que para colocar todos los platos, cacerolas y artilugios varios, que me estoy agenciando para el Blog, y voy a tener que replanteármelo, porque con mi nueva cocotte, está casi a punto de petar, ¡ja, ja, ja...!

Mi Cocotte Azul

Pero me hace feliz consentirme ciertos caprichos, sobre todo cuando son asequibles, y en cuanto tuve en mis manos mi nueva cocotte, indulgentemente conmigo misma, pensé en qué iba a cocinar para estrenarla, y como en estas cosas y en las del comer, soy como Billy "el rápido", regresé a casa feliz con todo lo necesario para cocinar este magnífico Risotto, no os quiero enamorar, pero me quedó para perder el sentío. 

Si buscamos una alternativa perfecta y diferente a lo que tenemos por costumbre para un menú festivo, en previsión a las próximas fiestas, esta sería mi segunda recomendación de las tantas que estoy deseando enseñaros, para que estas navidades comamos todos de lujo, sin grandes dispendios y con el mínimo esfuerzo, donde el menos es más siga siendo primordial. Comenzamos.

INGREDIENTES 

• 200 gr de Arroz Arborio
• 200 gr de Salmón, sin piel ni espinas.
• 200 gr de Gambas
• 200 ml de Cava Brut Nature
• 100 gr de Uvas Rojas, sin semillas
• 1 Cebolla
• 4 c/s de Aceite de Oliva Virgen Extra
• 20 gr de Mantequilla + una nuez de Mantequilla para el sofrito.
• Sal y Pimienta Blanca
• Agua 
• Unas hojas de Albahaca 
• 1 Lima

ELABORACIÓN 

1. Cortar la suprema de Salmón en lonchas de un centímetro. Sazonar.
2. Picar la cebolla en brunoise.
3. Pelar las gambas. Sazonar.
4. Lavar las uvas, quitar el pedúnculo, secar, reservar.
5. En el fondo de la cocotte, sofreír las cabezas de las gambas.
6. En un cazo con 750 ml de agua, hacer un fumet con las pieles y cabezas de las gambas, una vez fritas.
7. En el mismo aceite de las gambas, marcar los trozos de salmón, por ambos lados, retira a un plato. Reservar.
8. Sofreír la cebolla en el mismo aceite, que tenemos en la cocotte, añadiendo un poco más de aceite si fuera necesario, junto a una nuez de mantequilla.
9. Una vez esté tierna la cebolla, y transparente, sin dorarse, añadir el arroz. Saltear para que se impregne con el fondo. 
10. Verter el cava y reducir.
11. Añadir, poco a poco el fumet, a la vez que removemos continuamente, para que adquiera cremosidad.  
12. Salpimentar al gusto, antes de finalizar la cocción.
13. Cocinar durante 18/20 minutos, hasta que el arroz esté tierno.
14. Tres minutos antes de finalizar la cocción, añadiremos las uvas y las gambas. 
15. Apagar el fuego y añadir la mantequilla para dar untuosidad al Risotto. 
16. Disponer el salmón encima. Tapar la cocotte y reposar cinco minuto, para que se caliente el pescado.
17. Servir espolvoreado con un poco de lima, recién rallada, y unas hojas de albahaca.

Puedes ver cómo se hace en este Reels de mi IG

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