Bagel de Langostinos con Huevos Revueltos

Que me gusta comer de bocata, os lo he contado en más de una ocasión, suelo hacerlos para cenar porque se preparan en un instante y la cocina se recoge antes de decir amén, a menos que te lies, como lo suelo hacer yo, y te montes un Bocadillo Gourmet de los que hacen historia; la verdad es que no sé de dónde saco las fuerzas a ciertas horas, arrastrando el agotamiento mental de todo el día, a pesar de mi energía, pero al caer la tarde, mis biorritmos se desaceleran y me da un bajón, que lo único que deseo es comer temprano y ligero, para poder irme a la cama antes de las once, imposible, lo haga como lo haga, al final no apago la luz antes de las doce y media, o hasta que acabo rendida y me duermo con el libro abierto por la primera página que intentaba leer antes de dormir.

Hoy os enseño uno con revuelto, me encanta comerlo en bocadillo, los suelo preparar con pan tipo bollitos o molletes, porque tienen el tamaño perfecto para darse el gusto sin pasarse; en esta ocasión elegí unos Bagels riquísimos, obviamente no los hice yo, los compro en una panadería de confianza, la miga es densa y esponjosa, muy tierna y aromática, la corteza ligeramente crujiente, por supuesto los que domináis las masas podréis hacerlos vosotros mismos; yo los compro y los caliento un poco antes de abrirlos para rellenarlos, quedan perfectos, para mí no tiene comparación con cualquier otro tipo de pan al que estoy acostumbrada, porque es un pan que lo aguanta todo, no se reblandece ni humedece con facilidad, por lo que es ideal si lo quieres preparar un buen rato antes de comer.

Los acompañé con unos langostinos bien hermosos, siempre tengo congelados porque son mi debilidad, e hice los huevos revueltos, con huevos frescos de nuestras gallinas felices.

Me habría gustado preparar uno de esos Brunchs neoyorquinos, donde los Bagels son imprescindibles, y que salen en las series y películas, aunque al final por falta de tiempo no me fue posible hacerlo; En realidad no es ninguna novedad, es algo que se lleva haciendo toda la vida, pero que la clase social alta británica puso de moda a finales del s.XIX, cuando los sábados descansaba el servicio, dejando preparado todo en un Buffet para que los señores comieran a gusto sin tener que pasar por la cocina; hoy en día suele ser todo una ceremonia social los fines de semana, cuando se juntan los amigos en un bar a la hora del almuerzo; en realidad la palabra Brunch es una contracción de las palabras, breakfast (desayuno) y lunch (aperitivo o comida ligera); que se suele hacer a una hora intermedia entre el desayuno y el almuerzo, llegando a veces a sustituir a este, por lo que no se complicaron mucho.

Aquí llevamos toda la vida saliendo de Tapas, que para el caso es lo mismo, y disfrutamos de lo lindo, pero para algunos ponerle un nombre en otro idioma suena como más cosmopolita. Quizás no quede tan fino decir, que tapeamos un Pepito de Gambas en la taberna de la esquina, como decir, que tomamos un brunch con Carpaccio de gambas con coulis de curry caramelizado en el gastrobar del bulevar, pero sin ánimo de criticar que cada sitio tiene su encanto, igual te lo tomas en casa y te sale para chuparse los dedos, y te quedas tan contento.

Para completarlos elegí unos Tomates Mini Kumato o Tomate Negro, son dulces y muy jugosos, tienen un toque ligeramente ácido, muy aromático, además su piel tersa y de color entre rojo y verde oscuro rayado los hace muy atractivos, por lo que es fácil que llame nuestra atención al verlos en las fruterías.

También añadí Rúcula, una de esas hierbas silvestres, mal llamadas malas hierbas y que antaño se recogía en las lindes de los caminos, al igual que las Tagarninas y las Borrajas, hoy en día se cultiva a propósito para consumirla, así que no es necesario salir al campo a buscarla, ojalá algún día suceda lo mismo con la Verdolaga, ya sabéis que soy amante de todo lo verde, pero si no tengo la suerte de encontrarlo en el huerto de mi padre, recurro al mercado y compro lo que haya, como en el caso de la rúcula, que se encuentra en todas las fruterías sin problemas. Son hojas alargadas y dentadas, de color verde intenso, con un sabor muy característico a campo, a verde, a silvestre, ligeramente picante y algo amargo, y que a mí particularmente me gusta mucho. Lo mejor es consumirla muy fresca, preferentemente en crudo, al cocinarlas pierden muchas de sus cualidades beneficiosas para la salud, además de su textura fina y crujiente, una de sus principales características, y que es lo que la hace más interesante.

Y ahora si os apetece comer este riquísimo bocadillo en el comedor de vuestra casa, os explico paso a paso cómo se hace. Comenzamos. 

INGREDIENTES

• 2 Bagels (o panecillos redondos para bocadillos)
• 14 Langostinos
• ½ Cebolla
• 3 Huevos Ecológicos
• Pecorino Romano
• Tomates Mini Kumato
• Rúcula
• Cebollino
• Eneldo
• Sal y Pimienta
• 2 c/p de Salsa de Eneldo
• 2 c/p Salsa de Cóctel
• Aceite de Oliva Virgen Extra

ELABORACIÓN

1. Descongelar y pelar los langostinos. Sazonar.
2. Saltearlos en una sartén con un poco de aceite. Sacar y reservar en un plato.
3. Picar finamente la cebolla y sofreír.
4. Añadir los huevos. Salpimentar. Ligar a fuego medio para que el revuelto quede jugoso.

Montaje y presentación de los Bagel

1. Calentar los bagels y abrir por la mitad.
2. Poner una cucharada pequeña de salsa de eneldo en cada uno de los panes de la base.
3. Disponer encima de cada pan la mitad del revuelto.
4. Espolvorear con cebollino picado.
5. Disponer, encima del revuelto, la mitad de los langostinos para cada bocadillo.
6. Espolvorear con eneldo.
7. Cortar los tomates en rodajas, e intercalar encima de los langostinos.
8. Cubrir con unas hojas de rúcula.
9. Poner unas láminas de Pecorino Romano, al gusto.
10. Pintar con un hilo de salsa de cóctel.
11. Cubrir con la tapa del pan, y listo para disfrutar tu bagel.