Membrillos en Dulce

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Se acaba la temporada de membrillo, este rico y singular fruto de otoño, no está mucho tiempo en el mercado, y aunque ya estamos en invierno, este fin de semana he estado en la frutería y he encontrado unos muy aromáticos.

Ya publiqué en su día esta receta como los preparo habitualmente, en compota, pero estos me apetecía prepararlos con un toque diferente. Y es que me encuentro en plena fase creativa y me gusta experimentar en nuevas mezclas de sabores y aromas, sobre todo en lo que a combinación de especias se refiere. Hace poco tiempo que descubrí el cardamomo como condimento, véase mi receta de los Donuts o la del Pollo al Curry para comprobarlo.
Pero en mi ímpetu por descubrir nuevos sabores comencé a añadirlo a diferentes preparaciones dulces, destacando su uso como aderezo en estos membrillos a los que se lo añadí con cautela, y fue todo un acierto. Si bien el sabor natural del membrillo no se ve alterado, el olor del almíbar que lo baña ha ganado con creces, dándole un toque algo exótico que me ha fascinado.
Además del toque de Cardamomo, también he añadido unas semillas de hinojo que le aporta un toque fresco anisado, muy sutil, que ha ayudado a mejorarlo más si es posible.

Como es natural, es mejor consumirlos bien fresquitos, y si además los dejamos un par de días en reposo bien tapados en el frigorífico, su sabor mejora con creces.


MEMBRILLOS EN DULCE

INGREDIENTES
  • 6 membrillos
  • 1 rama de canela
  • 6 clavos de olor
  • La cáscara de 1 limón
  • La cáscara de 1 naranja
  • 3 vainas de cardamomo
  • 1 c/p de matalahúga (anís verde)
  • 1 c/p de semillas de hinojo
  • Azúcar al gusto (unas 8/10 cucharadas soperas)

ELABORACIÓN
  1. Lavar y secar los membrillos.
  2. Cortarlos por la mitad y luego haciendo cortes oblicuos para obtener gajos de un tamaño regular.
  3. Una vez obtenidos los gajos le quitamos la piel con un cuchillo bien afilado para retirar la mínima parte posible de carne.
  4. Le quitamos con cuidado el centro que estará bastante duro, con cuidado de no romper los gajos. Esto es simplemente para que queden vistosos al servirlos, pues estando rotos no tienen la misma presencia, aunque el sabor sea el mismo.
  5. Conforme vayamos cortando y limpiando los gajos de membrillo los introduciremos en agua con ½ limón exprimido (aprovechamos la cáscara para la cocción), para que no se oscurezcan, ya que al entrar en contacto con el aire se oxidan muy fácilmente.
  6. Una vez todos cortados y limpios, los ponemos a cocer en abundante agua con la cáscara de limón y de naranja, el palo de canela, los clavos de olor y el resto de especias (las podemos poner en una bola especial para infusiones, a fin de que no queden sueltas en el líquido de cocción, que servirá posteriormente para elaborar el almíbar ligero en el que se servirán los membrillos, aunque yo no lo he creído necesario en esta ocasión).
  7. Cocinar durante unos 20/25 minutos o hasta que estén completamente tiernos.
  8. Unos minutos antes de retirarlos del fuego le añadimos azúcar al gusto.
  9. Sacarlos a un bol con cuidado de no romperlos, con ayuda de una araña o espumadera.
  10. Verter el almíbar colado por encima, conservando la rama de canela y si nos apetece un poco de la cáscara de naranja y de limón.
  11. Servir bien fríos.
  12. Se conservan en buen estado más de una semana en el frigorífico, resultando más ricos conforme pasan los días.









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