Bagel de Pastrami

En alguna ocasión cuando me he colgado el mandil para meterme en faena, dejando volar la imaginación, me he sentido como la mismísima Carrie Bradshaw en “Sex and the City” aunque en nada se asemeje mi rinconcito en DBM a su acogedor apartamento brownstone, situado en el Upper East Side de la isla de Manhattan, en la ciudad de Nueva York, por cierto y al hilo, un dato curioso que acabo de leer es que este tipo de pisos que salen en tantas películas, fueron construidos a principios del S.XX como casas de tamaño reducido y bajo coste, para las clases trabajadoras, hoy en día, estos apartamentos de fachada en piedra arenisca roja, con su característica entrada con escaleras de ladrillo visto, son todo un lujo convertido en viviendas de alto standing.

Sé que las comparaciones son odiosas, pero para mí cocinar, mientras de fondo suena de manera sensual la cálida voz de Billie Holiday, resulta una experiencia tan placentera que me hace sentir algo similar a la felicidad que ella gozaba al calzarse sus “Manolos”, si visteis alguna vez la mítica serie de televisión, sabréis de qué os hablo, para los que no la visteis nunca, eran los zapatos más caros y bonitos que toda fashion victim pueda desear, y por los que Carrie sentía adoración, podía ir en pijama o pasear por la gran manzana envuelta en sus preciosos vestidos de alta costura, pero en sus pies, no lucía otra cosa que no fueran sus carísimos zapatos; no es que yo sea una adicta a la moda, soy mujer de gustos sencillos, aunque me gusta lo caro como al que más, tengo mis límites, jamás me he calzado unos “Manolos”, ni siquiera los he tocado con mis manos, pero soñar es gratis.

Nunca he viajado a Nueva York, tampoco es mi propósito a corto ni largo plazo, es una ciudad que gracias al cine se hace familiar, son infinitas las escenas rodadas en sus calles, donde cada uno va a lo suyo, en un espacio habitado por millones de personas, como si los demás fueran invisibles. Fue gracias a esta serie que mi afición por el Brunch se hizo más creciente, y es que la protagonista lo compartía todos los sábados, con sus amigas Samantha Jones, Charlotte York y Miranda Hobbes, para ponerse al día de sus vidas con todo lujo de detalles. Mientras tanto en la mesa iban apareciendo platos suculentos, ya sabemos cómo es esto de la magia del cine, probablemente no fuera comida real, casi no probaban bocado, aunque beber bebían, y mucho, sobre todo Cosmopolitan un cóctel a base de vodka y zumo de arándanos rojos con lima, que popularizó la serie, en la salidas nocturnas de las cuatro amigas, y que no sé cómo debe saber, porque no bebo nada de alcohol, a excepción de una copa de vino de ciento en viento. Como decía, en esos impresionantes desayunos tardíos, todo a primera vista parecía superdelicioso e invitaba a preparar uno similar aunque estuviera sola en casa y fueran las doce de la noche, ¡qué le vamos a hacer!, así somos los miembros del Club #CVCQ ¡Ja, ja, ja...!

Cartel de la película “Sex and the City”

De vuelta a lo terrenal y con mucho menos glamour, hace unos días, estuve de nuevo con mis hermanas en una de nuestras tardes de café y compras en Costco, hay que ver cómo se mete todo por los ojos, ante el mostrador de los bagels me vino a la mente esta serie y sus míticos Brunchs, y pensé que sería entretenido contároslo, hace tiempo que deseaba montarme uno de estos mini banquetes donde hubiera de todo un poco, incluyendo uno de estos bocadillos, que parecen que no caben en la boca de lo enormes que son, así que compré un poco de Pastrami, con la idea fija de hacerlo en cuanto llegara a casa, pero me contuve, porque mientras paseábamos con el carro de la compra, cada vez más lleno, entre que se nos hizo tarde y que mi cabecita pensante, activa hasta cuando estoy dormida, no para nunca, visualicé cómo lo haría, y decidí prepararlo al mediodía siguiente, y de paso sacar unas fotografías aceptables, como una cosa lleva a la otra, surgió este post completamente dedicado a uno de los más famosos bocadillos neoyorquinos y que os recomiendo preparar a la primera de cambio porque está riquísimo.

Pastrami en lonchas

El Pastrami es un tipo de fiambre de carne de vaca, macerada en salmuera con hierbas y especias, y luego asada a baja temperatura durante 12 horas, para conseguir que conserve un atractivo color rosado, tipo Roast Beef; de origen rumano, llegó a Estados Unidos a mediados del S.XIX de manos de emigrantes judíos, y que gracias a su buen olfato comercial, decidieron asociarse con italianos afincados en Nueva York, para hacer negocios, estos a su vez, que a buen ojo no hay quien les gane, hicieron como estrategia de marketing el cambio de la "a" final del nombre original "Pastrama" por una "i" para que sonara más italiano al oído del cliente, "Pastrami" como "Salami", y dieron en el clavo, convirtiendo este fiambre en algo tan popular, que a día de hoy ha traspasado fronteras con increíble éxito.

El Bocadillo o Sándwich de Pastrami original es muy básico, se compone de pan, a ser posible tipo ciabatta italiano, aunque también se puede preparar con pan de centeno, semillas, bagel también de origen judío, incluso el ahora popular brioche, y que vemos hasta el hartazgo en todos lados, aunque yo me resisto a probarlo por su exceso de mantequilla, con cualquiera sería perfecto para hacerlo. Para hacer un buen relleno, es fundamental una cantidad generosa de pastrami, para que quede bien grueso, además de mostaza tipo inglesa, un poco de salsa mayonesa o tártara, y un extra de col fermentada, lechuga o rúcula, como en mi caso, además de los imprescindibles pepinillos agridulces, y acompañado eso siempre de unas suculentas patatas fritas, y a partir de ahí, la imaginación juega un importante papel, porque puede llevar incluso huevo frito, huevos revueltos, tortilla francesa, queso crema, o en un poco de queso curado cortado en lonchas extra finas para que se funda fácilmente con el calor, aunque en mi caso lo he servido frío y con un queso francés Cantal que está buenísimo, en fin que como en todo bocadillo, no hay norma que no se pueda alterar al gusto del comensal, y es lo que yo he hecho precisamente, prepararlo al más puro estilo Concha Cabello, esperando que os guste. Comenzamos.

INGREDIENTES

• 2 Bagel (o panecillos redondos para bocadillo)
• 150 gr de Pastrami
• 50 gr de Queso Cantal
• Salsa de Mango y Curry (o similar)
• 1 Tomate Negro
• Rúcula
• Tres Pimientas, recién molida
• Pepinillos agridulces, totopos de maíz y cerveza de malta tostada 0/0, para acompañar.

Queso Cantal

ELABORACIÓN

1. Cortar los bagel por la mitad, calentar en el tostador sin que lleguen a dorarse.
2. Cubrir ambas partes, en su interior, con un poco de salsa al gusto (yo he utilizado de mango y curry, puede ser mayonesa, tártara, eneldo, etc.)
3. Cortar el tomate en rodajas finas y cubrir el pan de base.
4. Añadir un puñado de hojas de rúcula.
5. Disponer encima, las lonchas de pastrami, dobladas de manera irregular, para dar volumen.
6. Cubrir con finas y abundantes lonchas de queso Cantal.
7. Espolvorear un toque de pimienta recién molida (yo he puesto una mezcla de blanca, negra y rosa)
8. Tapar con el pan. Presentar acompañado de pepinillos agridulces, totopos de maíz o patatas chips, al gusto. 
9. Servir con una bebida al gusto, yo he elegido una cerveza de malta tostada 0/0 alcohol.